Frases
Para un manifiesto antipsiquiátrico
Ramón García
En
revista “Zona Erógena” año´90, n#3.
-La familia es el manicomio disfrazado de
buenas palabras. El manicomio es la institución familiar en su rígida desnudez.
-La escuela es el lugar donde se nos enseña
a vivir en el manicomio grande. A veces la enseñanza falla y se translada al
educando al manicomio chico.
-La fábrica es el espacio social en que el
vampirismo familiar se hace diurno y pierde el misterio de la noche.
-La revolución se ha convertido en la
ristra de ajos que hay que colgar para ahuyentar al vampiro… o en la cruz que
hay que portar cada día: ¡La fuerza del placer y su primavera se perdió un día
entre los ajos y las cruces!
-La locura no es ni el mito del dios al que
hay que adorar, ni el mito del diablo al que hay que destruir.
-El culo y la boca son el principio y el
fin del sistema digestivo, pero también del psiquismo humano.
-El fascismo ha deformado nuestro culo y
nuestra boca y ha producido la locura fascista, fiel retrato de la normalidad.
-La locura fascista es la negación, la
condena a muerte de la diferencia. Para ella el culo del cuerdo y el del loco
no deben cagar en el mismo retrete; ni la boca del cuerdo y la del loco comer
en la misma mesa.
-La diferencia viéndose negada, se expresa
con un nuevo gesto, se inventa un nuevo lenguaje. Y la locura fascista –simple
normalidad-dice: ¡Está loco! ¡Está loco! Y va lo diagnostica y lo encierra.
-El diagnostico psiquiátrico es una o
varias palabrotas que se lanzan contra la vida para asustarla y encogerla.
-El internamiento psiquiátrico es el acto contra la vida que no se ha asustado y
encogido con las palabras del diagnóstico.
-El manicomio, lugar de encierro, está
construido eligiendo uno a uno los valores fascistas de la ideología burguesa.
-El trabajo es la mentira con la que
comemos cada día. El trabajo se incluye en el manicomio como mentira doble:
primero, porque ya lo es; y segundo, porque no sirve para comer.
-El manicomio hace del sexo una culpa de la
que nadie puede olvidarse ni redimirse.
-La libertad adquiere en el manicomio tono
de realidad: sencillamente, no existe.
-La locura pierde en el manicomio sus alas:
el internado llega a ser un defensor del orden fascista que lo condenó a
muerte.
-¿Qué haces ahí dentro mujer?, le pregunto
a una internada, “Sigo, ya muerta, los pasos de Ahom, el que hizo la tierra”.
-El manicomio muestra como una pantalla de
Rayos X todo el armazón de la estructura social burguesa: todas las piezas
funcionan para oprimir. ¿No os entraron nunca ganas de tocar un huesecito de
dinosaurio para que todas las piezas del esqueleto cayeran desarticuladas?
-Destruir el manicomio es una
consigna-símbolo por la que tiene que luchar todo aquel que quiera destruir su
dulce causa burguesa.
-Todos vivimos en el manicomio y, por
tanto, a todos nos afecta.
-Nadie está libre de volverse loco. Así
pues cómprese un sombrero… Y si le es posible, compre también acciones de la
mejor empresa capitalista… De este modo, al menos, será un loco millonario.
-La burguesía llegó a un acuerdo con la
religión e inmediatamente se les sumó la ciencia. ¡Qué gran poder el de la
burguesía! Por eso la psicología y la psiquiatría tienen tanto empeño en ser
“ciencia”.
-La disciplina es necesaria para el buen
orden de las cosas. ¿Seréis capaces de afirmar la suficiente indisciplina como
para destruir “el buen orden de las cosas?
- La autoridad viene de Dios. ¿Tenéis
todavía temor de Dios? Entonces agua de carabaña ¡Porque lo que es otra cosa!
(Gracias por la data a Daniel, mi
psiquiatra)
-
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