lunes, 13 de mayo de 2013

Carta a los compañeros de la “Red por la implementación de la Ley nacional de salud mental.”

Estimados compañerxs:

Preparando un artículo para el Dossier de la Agencia Paco Urondo sobre desmanicomialización, me llega por una compañera el Comunicado que emitieron el día 9 de mayo, en el que afirman (las negritas son mías), que como la Dirección de Salud Mental de la Nación, no respondió un requerimiento, la Red “habrá de tomar las medidas que considere necesarias para lograr la plena vigencia de esta ley que, demorada por la postura adoptada por la autoridad de aplicación, sigue permitiendo la persistencia de prácticas manicomiales y la vulneración de derechos de las personas con padecimiento mental, familiares y trabajadores.”

Celebro que difundan la vulneración de derechos que implican los manicomios, a los internos, los familiares, los trabajadores, mientras otros optan sólo por hablar de los negocios inmobiliarios. Quería que conversáramos, sobre cuáles serían esas medidas necesarias que consideramos que habría que tomar, para alcanzar la desmanicomialización deseada, y terminar con los manicomio, pero no con los hospitales, ni la salud pública. Si al menos hicieran del Borda un hospital, pero sabemos que los manicomios no son hospitalarios con quienes ahí dentro están.

Compartimos la necesidad de la reglamentación de la Ley Nacional de Salud Mental, por la que tanto hemos militado, y me pregunto cómo haremos para que no suceda lo que sucedió con la Ley 448 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que vale aclarar, por cómo se comporta, parece que es sólo autónoma de Buenos Aires, de la Nación es totalmente dependiente. Como sabemos, del Estado Nacional sólo depende la colonia Montes de Oca, donde se lleva adelante una gestión que posibilitó recuperar tantas libertades en condiciones dignas de vida, con casas construidas por el gobierno nacional, un proceso que inició Jorge Rosetto y que sin pausa avanzó en la dirección que todos deseamos que es: eliminar los manicomios. ¿De la Dirección Nacional de Salud Mental depende que las provincias implementen lo que la Ley establece? ¿Con qué recursos la implementan las provincias y los municipios? ¿Se trata sólo de aumentar recursos? Sabemos que no, sino de ¿quiénes la llevamos adelante? ¿Quiénes son los profesionales en el sistema público de salud que van a acompañar la implementación de la Ley, cuando vemos que en la Ciudad no se hace? Con poquitos no se llega a ningún lado y el problema de los mejores, es que no traen a nadie.

Las distintas experiencias de desmanicomialización que conocemos sólo fueron posibles cuando hubo una decisión política desde el Estado, de apoyar una medida y a quiénes la pudieran llevarla adelante, y se sostuvieron en el tiempo, por la militancia. Tanto en Italia, en Brasil, Río Negro, San Luis, General Pico - La Pampa, en la Provincia de Buenos Aires, Moreno, Morón, La Matanza, San Martín, distintas experiencias antimanicomiales, que sólo fueron posible con apoyo del Estado, trabajando en conjunto. En Italia fue un gobierno que no era de izquierda el que puso a Basaglia, que sí lo era, al frente de la reforma, que fue posible porque Basaglia cuestionó el poder de los médicos, le dio voz a los internos, y construyó las asambleas no como grupo terapéutico, sino como espacio donde, a partir de la comparación el interno tome conciencia del lugar que ocupa en la sociedad, confronte con el médico sobre el statu quo. Se hizo en Río Negro, también posible por el lugar que ocupaba Vicente Galli en el regreso de la democracia. En San Luis también se cerró el manicomio. Son 8 las provincias que no tienen. La particularidad brasilera, es que construyeron un movimiento social antimanicomial, que es uno de los movimientos sociales más grandes del Brasil. ¿Cómo? No convocando desde la profesión, de hecho recién después de años se sumaron algunos médicos, porque lo que se cuestionaba era la práctica corporativa. La implementación de la Ley sólo es posible, si confrontamos con el corporativismo.

Algo me dice que es el tiempo de terminar con el comando de las corporaciones, con el mandato de las corporaciones. Fue con la corporación rural, un sector que se resistía a haber perdido el manejo de la Argentina, ahora es el tiempo de las corporaciones mediáticas y de abogados. No se trata de la corporación judicial, sino de la corporación de abogados, profesionales que no deben ser tratados como uno más. ¿Sino en carácter de qué están en el Consejo de la Magistratura los de la Facultad y los colegios de abogados, si ellos no imparten justicia? La confrontación con el poder judicial, sólo fue posible porque un sector resistió tanto que se quebró y emergió “Una justicia legítima”, un espacio que hace responsable a las prácticas corporativas del estado en el que se encuentra el poder judicial, y el corporativismo como mayor resistencia en el avance en el cumplimiento de derechos.

Creo que esa es una medida que tenemos que tomar los que queremos la implementación plena de la Ley de Salud Mental, romper con las corporaciones en la salud, la corporación médica, la de psicólogos, las de los colegios, todas las corporaciones, que anteponen el derecho propio ante el del otro, porque no son uno más. Si nos organizamos y hacemos eso, quizá el Estado, el que sea, podría lograr la implementación de la Ley. Pero me pregunto. ¿Colabora en la cantidad de internaciones que a las 12 del mediodía no encontremos a un médico de planta ni de casualidad? ¿Si hubiera estado el médico lo llevaban igual a la guardia del Borda, de Open Door o el que se les ocurra? ¿Por qué los médicos no cumplen con su horario de trabajo como el resto de los empleados públicos? ¿Por qué cuando les preguntás esto te responden con el sueldo? ¿Por qué los psicólogos, los trabajadores sociales, los enfermeros, terapistas ocupacionales, no cobramos como los médicos si somos todos profesionales?

Si el Estado no cuenta con un colectivo organizado dispuesto a confrontar con las corporaciones, si nosotros profesionales, no estamos dispuestos a sumar al otro como uno más, a hacer partícipe a los internos, a los que asisten a los servicios de salud, familiares, profesionales, a todos los que queremos terminar con cualquier tipo de violación a los derechos humanos, la haga quien la haga y en lugar que sea, y nos organizamos donde cada voto vale un voto, donde cada mano que se levanta vale una, no lo vamos a poder conseguir. Es necesario que convoquemos a la militancia a los más perjudicados por el manicomio: todos los que están bajo ese techo, pero principalmente, a los que no tienen otro lugar donde estar. Por eso se trata de construir otros lugares, no como dicen algunos que “en el manicomio tienen un lugar”. Somos muchos profesionales y muy pocos pacientes.

4 comentarios:

  1. Qué honor Alfredo que lo consideres así. Un abrazo grande.

    ResponderEliminar
  2. Colectivo organizado...El año pasado concurrí a una jornada realizada por Apadh ( asociación de psiquiatras adherentes a los derechos humanos)y un tanto el desconcierto me empaño la celebración de dicho evento: tuve la ominosa sensación de percibir cuantas agrupaciones pugnaban por lo mismo pero en cada una prevalecía la defensa de su "identidad" como bandera y no la de un objetivo en común. Recuerdo una idea de Pessoa al respecto que decía algo así como cuantos se sueñan genios con razón o no en cada bohardilla en el mundo y abrazan contra su pecho más filosofías que Kant e ideas que nunca veran la luz del día.. Creo que a nivel social se juega la lucha también contra una manera de pensar de corporativista a cooperativista.En fin, de como veo que aveces funciona el manicomio extramuros...
    Silvia Jacobi.

    ResponderEliminar
  3. Por eso me parece que tenemos que dejar de hacer cuerpo en "pacientes", "familiares", "usuarios", "profesionales", "trabajadores", y reconocernos como colectivo de ciudadanos que defendemos los derechos humanos, y nos oponemos a que se los violen, por la segregación de las diferencias.

    ResponderEliminar