lunes, 27 de mayo de 2013

Talleres desprotegidos del Borda


La brutal represión llevada adelante por el gobierno de la ciudad no autónoma de Buenos Aires en el Borda, no debe hacernos perder de vista que la represión en los manicomios continúa, como en toda institución cerrada, y que lejos de hacer honor al nombre, el espacio cerrado por el macrismo era un taller desprotegido. Los llamados “talleres protegidos” son espacios donde se hace trabajar a los encerrados a cambio de un peculio y no de un salario, y en las tareas que le son funcionales al gobierno de turno. Este es un claro ejemplo de que la corporación sindical y profesional del Borda, lejos de pensar a los internados como iguales, los piensan como distintos, deficitarios, en menos, ya que si en dichos talleres los internos trabajan. ¿Por qué no tienen los mismos derechos que cualquier trabajador?
Los internos de los manicomios, como los presos, reciben un peculio por el trabajo que realizan, tal como establece la normativa vigente y como puede leerse en la “Guía de procedimientos” elaborada por la Dirección de Salud Mental de la ciudad. Entonces nos preguntamos ¿Cuál es la protección que reciben por el trabajo que realizan? ¿Por qué las asociaciones sindicales, que debería defender los derechos de los trabajadores, no piden que los internos, que producen bienes que serán utilizados por el estado porteño, cobren un salario? ¿O no es trabajar reparar el mobiliario de la ciudad y evitar que se le pague a otro trabajador por realizar las mismas tareas? La Ley de Talleres Protegidos Nº 995, de la C.noA.B.A, establece que las acciones que ahí se realicen, “se dirigen a promover el desarrollo de capacidades útiles”, y nos preguntamos útiles para quién, en función de lo que la misma normativa establece en su artículo 3: “Ratificar e impulsar las condiciones de organización y funcionamiento de talleres existentes y futuros vinculados a costurería, industrialización de la chapa, herrería, carpintería, imprenta, bancos y máquinas, confección industrial y tejido a máquina, pintura, lustre, tapicería, armado y expedición, electricidad, gas, reparaciones edilicias, mecánica, termo electromecánica, entre otros.
Que existan “talleres protegidos” en manicomios estatales, demuestra la desprotección que padecen los internos, ya que si el Estado monta tremendas estructuras, es porque ahí van a pasar mucho más tiempo del que correspondería a una internación tras una crisis (no más de un mes) según lo establecido por las distintas organizaciones internacionales de la salud. Encima de que los encerrados están por pobres, y no por razones de salud, se los condena a un peculio que les imposibilita la autonomía económica necesaria para subsistir fuera del manicomio. Y de esto las corporaciones sindicales y profesionales, nada dicen. Seguro las volveremos a ver manifestarse por la falta de gas, una vez que entremos en el invierno o quizá nos sorprenden y hacen un paro para pedir cumplimiento efectivo de la Ley 448 de Salud Mental porteña.
Es importante difundir la dificultad que encuentran para conseguir trabajo quienes estuvieron internados en manicomios o se encuentran bajo atención psiquiátrica, y la necesidad de militar para generar espacios donde puedan realizar verdaderas tareas laborales, y así terminar de una vez por todas, con la canallada de la laborterapia. Ya Alejandra Pizarnik nos habló de esto, en su poema “Sala de Psicopatología” tras su paso por el Hospital Pirovano:
            “cuando pienso en laborterapia me arrancaría los ojos en una casa en ruinas y me los comería pensando en mis años de escritura continua,
            15 o 20 horas escribiendo sin cesar, aguzada por el demonio de las analogías, tratando de configurar mi atroz materia verbal errante
(…)
finjo, pues, que logro mejorar, finjo creer a estos muchachos de
buena voluntad (¡oh, los buenos sentimientos!)
(Subrayado mío) me podrán ayudar,
pero a veces - a menudo- los recontraputeo desde mis sombras ínteriores que estos mediquillitos jamás sabrán conocer (la profundidad, cuanto más profunda, más indecible)(…)”


viernes, 24 de mayo de 2013

"Pensar que existe "la salud mental" es muy pernicioso"

Valioso aporte de la compañera María Laura Loren



DARIAN LEADER Y LOS LÍMITES DE LA LOCURA

“Pensar que existe la ‘salud mental’ es muy pernicioso”

“Pensar que existe la ‘salud mental’ es muy pernicioso”
Leader está influido por la tradición europea continental de psiquiatría.
Quedan pocos, pero aún existen. La creciente tendencia de la psicología y psiquiatría modernas a abordar los problemas mentales desde el punto de vista biológico ha dejado de lado a los que en un pasado fueron los principales exploradores del subconsciente humano, los psicoanalistas. El escritor Darian Leader, fundador del Centre for Freudian Analysis and Research y Académico en el Centro de Psicoanálisis de la Universidad de Middlesex, es uno de ellos, y ha atendido a El Confidencial por motivo de la publicación de su último trabajo, ¿Qué es la locura? (Sexto Piso), donde realiza importantes advertencias sobre el presente de la psiquiatría.
La tesis de Leader es muy clara: la psicología moderna ha desestimado las preguntas profundas sobre el auténtico origen de la enfermedad del paciente y se han buscado soluciones excesivamente rápidas, en su gran mayoría basadas en la química, pero en muchos casos equivocadas. En definitiva, se han confundido los síntomas con las causas profundas de la enfermedad; pero hacer desaparecer las primeras no acaba con la segunda. “No se trata de una cuestión de la química por completo, sino de situarla en su contexto apropiado y recordar la complejidad que se encontraba en los viejos debates sobre la relación entre mente y cerebro”, explica Leader.
Del paciente activo al paciente medicado
Leader se remonta a los años cuarenta y cincuenta para señalar aquella época en la que “los analistas y médicos desarrollaron un modelo fructífero de relación entre mente y cerebro, que tiende a ser olvidado a favor de sencillas apelaciones a lo biológico, que es algo que excluye el significado”. En esta búsqueda de significado es precisamente donde ha de centrarse el trabajo del analista. “¿No es la creación de significado lo que hace a los seres humanos lo que son? ¡La química nunca puede tratar eso!”.
El psicótico es tratado como un objeto y no como un hombre al que escucharEllo tiene una consecuencia clara, y es que, como el propio Leader asegura en el libro, “el paciente psicótico es considerado antes como un objeto con el que tratar que como un hombre al que hemos de escuchar”. El individuo no existe, sino que ha sido integrado en unas estadísticas que no dicen nada de lo que diferencia cada uno de los casos. “En la sociedad contemporánea, aunque se habla de boquilla sobre la singularidad de cada uno de nosotros, al final se olvida. La narrativa no tiene ningún lugar en la economía de los sistemas de salud contemporáneos, donde un síntoma es visto como una alteración que debe ser tratada de manera local más que un signo de que algo marcha mal en un nivel más esencial”. Leader apuesta por retomar al individuo y relativizar la importancia de la estadística, que sólo conduce “a tratar con sumas de individuos”.
Algo que también afecta a los propios ciudadanos, que han aceptado de buen grado esta proliferación de las soluciones médicas por encima de la terapia, mucho más costosa y cuyos resultados sólo se dejan ver en el largo plazo. “No se puede forzar a nadie a que acuda a terapia. Alguna gente quiere profundizar en sí mismos, pero otra no, y debemos respetar esa decisión”, recuerda Leader. “Muchos tratamientos que funcionan están basados en fundamentos conceptualmente erróneos. Más que discutir dichos tratamientos, debemos entender cómo y por qué los individuos responden o no a terapias particulares, y a reconocer sus elecciones”.
Una curación larga pero irreversible
En este contexto, el tiempo dedicado a cada uno de los métodos es esencial, ya que es lo que permite descubrir las causas profundas de las diversas enfermedades mentales. “El tiempo es hoy en día la mercancía más importante en la economía de los sistemas de salud. Necesitamos tiempo para establecer un diálogo en propiedad con cada paciente”, explica el autor de La moda negra. Duelo, melancolía y depresión (Sexto Piso). “Es un error pensar que el tiempo es en sí mismo ‘poco económico’. Lo que sí sabemos es que la carga para los servicios de salud es, a largo plazo, mucho mayor si se realizan tratamientos chapuceros y terapias cortas”.
Al contrario de lo que pensamos, los tratamientos largos obtienen unos resultados mejores y ahorran dinero al proporcionar soluciones definitivas, no parches. “El compromiso de las terapias de largo plazo reduce la carga de los sistemas de salud, y por supuesto, recorta la factura destinada a la compra de medicinas”. Leader señala que su método, basado en las teorías de Jacques Lacan, “se centra especialmente en el tiempo y su modulación. La técnica de la puntuación, por ejemplo, y de las sesiones de longitud variable, son métodos altamente efectivos de orientar el trabajo analítico”.
Confundir los términos
En su nuevo trabajo, Leader pone en tela de juicio las concepciones habituales sobre la mente que solemos manejar de manera coloquial (y poco rigurosa) en nuestra vida diaria. Uno de ellos, pero no el único, es el de locura. Pero el psicoanalista también tiene algo que decir sobre la categoría de depresión, “promocionada desde los años ochenta para nombrar el malestar general de las poblaciones urbanas” y que, indica, ha sido sustituido hoy por el concepto “bipolar”.
Sin embargo, Leader considera que existe un término mucho más dañino que el de “locura”, el de “salud mental”. “Implica que existe una distinción entre ‘ellos’ y ‘nosotros’, que existe gente mentalmente sana y gente enferma. Eso no significa que la vida no se convierta en algo inaguantable y doloroso para mucha gente, algo que ocurre, pero debemos ir más allá de su estigmatización e insinuar que la diferencia es entre ‘sus’ problemas y ‘nuestros’ problemas”. En el libro, Leader cita las teorías de Eugen Bleuler, que indicó que no existen signos clínicos que puedan excluir el diagnóstico de esquizofrenia en ningún caso, y que en la mayor parte de personas esta se encuentra de forma latente, una de las concepciones que contribuyeron a pensar que los “locos” podemos ser, finalmente, todos.
La herencia del psicoanálisis
La vieja escuela psicoanalítica fundada por Sigmund Freud ha perdido durante las últimas décadas el gran impulso que conoció a inicios del siglo XX. No sólo algunas de sus ideas han sido refutadas, sino que su influencia es cada vez menor entre las generaciones más jóvenes. A pesar de ello, Leader cree que hay unas cuantas enseñanzas que aún podemos utilizar en la psiquiatría contemporánea. “Para mí, lo más importante es la distinción entre los síntomas primarios y los secundarios”, explica el ensayista. “Los síntomas primarios tienen que ver con la disolución de las fronteras mentales o físicas, y los secundarios son nuestro intento de repararlo”.
El psicoanálisis es odiado porque pone en entredicho la imagen que la gente tiene de sí mismaEs en este punto donde se encuentra una de las grandes dificultades de la psiquiatría contemporánea. “Muchas veces se confunden estas dos dimensiones, como suele hacer el enfoque médico. Más que trabajar junto con la psicosis, debemos trabajar junto a ella, y tener en cuenta que lo que a menudo parecen síntomas psicóticos son en realidad intentos de auto cura, parte de un proceso de reestructuración mayor”.
Leader se enmarca dentro de la escuela lacaniana del psicoanálisis, una figura cuyo inspirador, Jacques Lacan, ha sido “objeto de prejuicios”, como él mismo admite, algo que también ocurre “con el resto del psicoanálisis”. “Este siempre será un objeto de odio e ira, en parte porque pone en entredicho la manera en que la gente desea verse a sí misma”, continúa el autor de ¿Por qué las mujeres escriben más cartas de las que envían? “Sin embargo, cuanto más separa el tardo capitalismo a la gente de su propia historia y de la dimensión narrativa del ser humano, más gente se vuelve hacia el análisis lacaniano como una alternativa”.

jueves, 23 de mayo de 2013

La "contención arquitectónica" porteña


 Jueves, 20 de noviembre de 2008 
PSICOLOGIA › MODELO CUSTODIAL EN SALUD MENTAL EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

La “contención arquitectónica” porteña



 Por Silvia Chiarvetti *
El gobierno porteño ha presentado un Plan de Salud Mental que impulsaría desinstitucionalizar el sistema previendo la descentralización de la atención mediante lugares de internación y hospitales de día, con el objetivo de rehabilitar y reinsertar en la sociedad a los pacientes. El plan incluye la creación de un centro de evaluación y derivación, que estaría ubicado en el centro geográfico de la ciudad y al cual, según explicó el ministro Lemus (Página/12, 2 de abril de 2008), los pacientes llegarían desde las guardias hospitalarias, los centros de salud y los centros de salud mental para, en un plazo de 72 horas, ser orientados a una modalidad de tratamiento. Primera muestra de lo opuesto a la descentralización enunciada, ya que se trata de una nueva forma de concentración del poder, descalificando la acción de los equipos interdisciplinarios en esos efectores e implicando una negación de la existencia de los servicios de salud mental en los hospitales generales, en un sentido opuesto a los planteos de la ley y de los organismos internacionales.
Para completar este retroceso, el plan contempla la construcción de diez centros de internación con 48 camas cada uno, monitoreo por circuito cerrado, ventanales y aberturas con vidrios de seguridad sin rejas, dispositivos denominados por el ministro “contenciones arquitectónicas”. Ante la pregunta de por qué el plan no se atiene a los criterios de la OMS, Lemus contestó que “los hospitales de agudos no tienen las condiciones adecuadas ni la contención que necesitan los pacientes psiquiátricos”. Se ha tornado evidente que no hay intención de destinar recursos financieros y humanos para llevar adelante una desinstitucionalización que no fuese gatopardista.
Se trata pues de una propuesta que pone el acento en los dispositivos de “contención arquitectónica” y no en las prácticas que se deben realizar. Porque es necesario decir que el edificio puede ser muy moderno y tecnologizado, con pocas camas, aparentemente “confortable”, pero ser, de todas formas, un manicomio de puertas bien cerradas y con prácticas asilares.
La construcción de un centro de evaluación y derivación y diez centros de contención son los indicios del propósito de conservación del modelo custodial en salud mental y en los antípodas de un proceso real de desinstitucionalización.
En una reciente visita a nuestro país, Javier Vásquez, especialista de la OPS, expresaba: “La erradicación de los manicomios ha dejado de ser tema de debate para constituirse en un mandato transmitido por la OPS, sobre la base de los pactos internacionales de derechos humanos” (Página/12, 1º de abril de 2008); advertía que la OPS, a partir de criterios establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, requiere el traslado de la atención en salud mental desde el hospital psiquiátrico a los hospitales generales; la supresión o reducción al mínimo de la internación, reemplazada por la atención ambulatoria y, eventualmente, la residencia en casas comunitarias y la revisión de cada “privación de la libertad” de los ya internados por parte de comisiones independientes de la dirección del hospital que internó a la persona. Sobre esas bases, debiera promoverse el despoblamiento progresivo de las instituciones psiquiátricas, hasta su desaparición.
La Reforma en Salud Mental implica la transformación organizativa en materia de salud mental que, en sus etapas más avanzadas, con el de-sarrollo de programas y estructuras alternativas a la institución manicomial, culmina con su gradual sustitución y progresivo desmantelamiento por innecesariedad. Una de las recomendaciones de la OMS es “prestar asistencia en la comunidad”; expresa que los grandes hospitales psiquiátricos custodiales deben ser sustituidos por centros de atención comunitarios respaldados por camas psiquiátricas en los hospitales generales y apoyo a la asistencia domiciliaria. Y agrega: “Este traspaso a la atención comunitaria requiere la existencia de personal sanitario y servicios de rehabilitación a nivel comunitario, junto con la provisión de apoyo para situaciones de crisis, viviendas protegidas y empleo protegido” (OMS: Informe sobre la salud en el mundo 2001. “Salud mental: nuevos conocimientos, nuevas esperanzas”. Ginebra, 2001).
La Constitución de la ciudad de Buenos Aires es taxativa al respecto: “Las políticas de salud mental (...) no tienen como fin el control social y erradican el castigo; propenden a la desinstitucionalización progresiva, creando una red de servicios y de protección social”. Los constituyentes tenían cabal conciencia y conocimiento de los principios y valores que debían plasmarse en el texto constitucional para la orientación del gobierno y los funcionarios en la implementación del proceso de desinstitucionalización progresiva. Nótese que dicen “protección social” y no “contención social”, concepto este último ligado a la noción de control social.
Esta estrategia de reforma del sector es retomada en la Ley Nº 153 Básica de Salud que, posteriormente, sustentará la garantía del derecho a la salud mental a todas las personas en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires en la Ley Nº 448 de Salud Mental de la ciudad.
La desinstitucionalización es el elemento esencial de una reforma. Sin el desmantelamiento progresivo del manicomio, mediante programas de reinserción y estructuras residenciales y rehabilitadoras alternativas, no existe reforma propiamente dicha. La persistencia del asilo es la persistencia de la psiquiatría asilar, la continuidad de las relaciones de poder y la dinámica interna de la organización, la reforma aparente del mismo modelo de servicios (González de Chávez, M.: “Posibles indicadores para el análisis de las reformas psiquiátricas”. En Aparicio Basauri, V. (Coord.): Evaluación de servicios de salud mental, Madrid Asociación Española de Neuropsiquiatría, 1993).
Un proceso de reforma de la atención en salud mental compatible con los derechos humanos debe suprimir, también, el concepto de peligrosidad del sujeto que padece un trastorno severo. La peligrosidad es una noción que implica al mismo tiempo la afirmación de la presencia de una cualidad inmanente al sujeto (es peligroso) y una simple probabilidad, un dato aleatorio, puesto que la prueba del peligro no se tendrá hasta que el acto se haya efectivamente realizado. Dice Robert Castel: “Hablando con precisión sólo existen imputaciones de peligrosidad, es decir, la hipótesis de que existe una relación más o menos probable, entre tales o cuales síntomas actuales, y tal o cual acto futuro”. Frente a esta incertidumbre, la psiquiatría elige esa forma paroxística de prudencia que es el intervencionismo, tecnología preventiva poco elaborada, que es el encierro, es decir neutralizar, si es posible, por adelantado a un individuo supuestamente peligroso (Castel, R.: “De la peligrosidad al riesgo”. En Materiales de sociología crítica, Madrid, ed. de La Piqueta, 1986).
Si bien el Código Civil argentino le impone, a nuestro juicio, ciertos condicionamientos a la Ley Nº 448, en tanto en el artículo 29 de la misma se dice que “la internación involuntaria de una persona procede cuando a criterio del equipo profesional mediare situación de riesgo cierto o inminente para sí o para terceros”, todo el texto de la ley permite interpretar que se trata de un recurso extremo que apunta al resguardo del paciente, sus allegados y el personal que lo atiende, pero que de ninguna manera puede confundirse con un “castigo” a su presunta “peligrosidad”. No se trata de convertir a los que deben dispensar cuidados en custodios o vigiladores.
* Coordinadora de Investigación en la Universidad ISAlud. Extractado de un artículo publicado en Anuario 2008, Publicación de la Asociación Argentina de Arquitectura e Ingeniería Hospitalaria.

martes, 21 de mayo de 2013

Te torturo por adicto

Comparto una entrevista publicada en la Agencia Paco Urondo.

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Entrevista al periodista Emilio Ruchansky, quien denuncia los “tratamientos compulsivos” de las clínicas privadas de rehabilitación para consumidores de drogas. "El problema es que no se los puede denunciar porque la Ley de Salud Mental no está reglamentada".
http://www.laondadigital.com/LaOnda/LaOnda/542/images%5CA1a.gif
APU: ¿Cuál es el panorama de estas clínicas que estás denunciando?

Emilio Ruchansky: Hay clínicas que están ofreciendo tratamientos compulsivos sin ninguna medida judicial de por medio. Esto es ilegal, porque si una persona no se quiere tratar tiene que haber una medida judicial, lo cual termina siendo, básicamente, una cárcel privada. Hay una nueva Ley de Salud Mental que prohíbe esto y que con todo ese tipo de clínicas no está reglamentada. Es una ley que costó mucho sacar, incluso, cuando salió yo mismo estaba extrañado de que las corporaciones psiquiátricas, las mismas granjas que tienen poder de lobby y los laboratorios hubieran permitido que salga una ley así.

El Código Civil va a limitar esta ley que no está reglamentada, la verdad que esto todavía se va a complicar más. Hay muchos casos de chicos que se escapan de estas granjas, se han hecho denuncias, algunos de estos chicos fueron denunciados por escaparse, porque tuvieron que golpear a alguien o robarle plata a alguien para poder viajar. Estos muchachos son judicializados por ser pobres y terminan en granjas por algún tipo de adicción, por ahí se fumaron un porro y eran menores de edad.

Adentro de esas granjas, la mayor parte de las veces, el tipo de tratamiento se basa en la tortura de la persona o en condicionar los reflejos, es decir, torturarlos mentalmente para que no vuelvan a consumir, como si el problema fuera el consumo. Muchas veces el problema es otro, no es la cantidad de droga que se consume, sino que están en condiciones de pobreza o marginalidad. Hemos cubierto casos donde a los chicos los hacen llenar una pileta con baldes de agua y después vaciarlas o limpiar el piso con cepillos de dientes mientras tienen que decir, “soy un falopero de mierda”.

Cosas así donde todo el tiempo se quiere condicionar a alguien como si fuera un soldado, como si uno pudiera condicionar ese tipo de comportamiento. Muchas veces esas personas con tener una terapia ambulatoria y estar cerca de su familia estarían bien. Cuando llega esta Ley de Salud Mental, cambia todo eso porque la ley dice que una persona no puede estar encerrada indefinidamente. Se pone la internación como último recurso pero para estas granjas es el primer recurso, eso también cambia muchísimo.

El problema es que no se los puede denunciar porque esta ley no está reglamentada. Sé que la Defensora General de la Nación no tiene nada que ver porque no depende de ella la reglamentación. Los que investigamos estos temas tenemos una impotencia muy grande, los funcionarios judiciales, cuando nosotros hacemos denuncias, entran en un lugar, mayormente están en la Provincia de Buenos Aires y hay en otros lugares también pero que después no siguen.

Insisto, no son pacientes, son personas secuestradas la mayoría de las veces y nadie va preso por quitarle la libertad a un montón de personas. Alguien se tiene que encargar de esos fiscales que no investigan, de esos defensores que no defienden, de esos jueces que no fallan y estas personas de granjas se salen con la suya, habría que meterlos presos.

APU: La denuncia que hacés es que uno llama a estas clínicas para internar a algún familiar y aceptan inmediatamente.

ER: Sí, claro. En el caso de la nota que publiqué, ellos vieron que los estábamos investigando y cambiaron el discurso. Pero más allá de eso, la oferta es totalmente trucha, porque las familias muchas veces pagan mucha plata, ilusionados con que los chicos se van a curar así, con esto de los reflejos condicionados. La verdad que este tipo de tratamientos se da sobre narcóticos anónimos y esto ya era un poquito pasado, no es la forma y esas personas cuando tienen una recaída, realmente recaen fuerte.

Este es un sistema que se basa en que la persona no puede volver a consumir durante el tratamiento, es una abstención absoluta. Para nosotros eso no es real y tampoco es la forma de acercarse a una persona que tiene problemas de consumo. La manera de acercarse no es denigrarla o pretender que deje de consumir de la noche a la mañana. Existen otras situaciones, problemas de personas que necesiten hacer un tratamiento por sustitución, personas que necesitan una medicación pero no como castigo sino porque la necesitan, eso no se va a plantear nunca en este tipo de lugares.

En ese tipo de lugares lo que tratan es de mantenerte alejado, meses, años, es una locura porque es casi como estar preso. Recuerdo uno de los juicios que fue tapa de THC, el primer año que empezamos con la revista, denunciamos el caso y mucho tiempo después se hizo el juicio contra los chicos porque le habían robado una mochila a un celador. El mismo celador que los torturó, reconoció en el juicio que él también se habría escapado porque ese lugar es peor que una cárcel.

En una cárcel también te torturan pero no es sistemático, esto sí es sistemático, parte del tratamiento es torturar a una persona mentalmente, incluso, físicamente. Esto es increíble, a veces no nos damos cuenta que éstas son cárceles clandestinas, no estoy exagerando, son centros clandestinos de detención y tortura que está probado en el expediente judicial. Lo más preocupante es que a nadie le importa, porque como son adictos le podemos hacer cualquier cosa.

Igual que ese mismo discurso que se aplicó tantos años a la locura, -y bueno son locos, si le aplicamos electroshock, los torturamos, los golpeamos, quién se va a dar cuenta-, es lo mismo.

APU: Hay un problema de información, que ustedes están encarando con acciones como la que desarrollaron con la  Universidad de Quilmes, porque como decís, es la propia familia la que lleva a los chicos o a cualquier sujeto a ese lugar.

ER: Sí, la Defensora Stella Maris Martínez dijo que había una complicidad de la familia y yo creo que realmente la hay; pero no podemos meter presa a la familia, aunque muchas veces te dan ganas. Hay chicos muy pobres pero también hay chicos de clase media alta, clase alta y son familias que no quieren a sus hijos drogados y prefieren meterlos presos ilegalmente, clandestinamente. A veces es desesperante porque hay gente bien formada culturalmente, hace poco me ha tocado un caso de una granja que los internados se escaparon, personas que supuestamente estaban como pacientes y fueron los familiares los que los rescataron.

Es el único caso que conozco que los familiares fueron y se quejaron porque no los dejaban ver a sus hijos, a sus sobrinos o lo que sea y finalmente terminaron yendo patoteramente a rescatarlos. Generalmente, los familiares lo que tratan es de esconder un problema o tienen mucho desconocimiento. Si hay una complicidad, en términos legales podría haberla, lo creo, es que si una persona –y esto corre por mi cuenta- es fascista, con estas situaciones totalitarias que se tiene ante una persona que se droga o ante un loco, esto de que hay que curarlo, ahí hay todo un borde fascista y toda una sociedad que banca ese tipo de cosas, en la derecha y en la izquierda.

Acá no distingo partidos políticos ni ideología porque todos piensan la misma mierda, que una persona que se está drogando o un consumidor de paco, hay que meterlo adentro de algún lugar y sacarla de circulación. No es que hay que acercarse y ver, aceptar que está consumiendo una droga y ayudarlos, acá los familiares actúan de una forma fascista como diciendo “metelo preso y punto”. Si tienen responsabilidad penal o no, no lo sé, éticamente la tienen pero también pienso que nadie es culpable de ser fascista, seguramente está mal ser fascista, obviamente que está mal, pero lo que digo es que no puedo meter a nadie preso por ser un fascista.

Se debe meter preso a la persona que cuadra con ese discurso, al que te ofrece meter preso a tus hijos, es complejo. Pero no tengo ninguna duda que la persona que te está ofreciendo a vos ese servicio de ir a buscarlos porque incluso, he visto casos donde te van a buscar como el caso de esta granja. Usaban a la gente que estaba internada a la cual le lavaban la cabeza para ir a buscar a otros pibes, cagarlos a trompadas, meterlos adentro de un auto y llevarlos a la granja.

Eso ya es secuestro, privación ilegítima de la libertad, cosas que no vemos pero que están pasando. A nadie le importa, no hay forma de controlarlo porque el sistema de salud mental está trabado. Hoy el Gobierno tiene una responsabilidad enorme, el Gobierno impulsó esta ley, la permitió y no la reglamenta, el Gobierno es conciente de que esto es así.

Básicamente el Ministerio de Salud está detrás de esto, está agitando esta ley y lo que me preocupa es que un gobierno que entendió la importancia que tenía este tema, hoy permita que esté paralizado y que uno está denunciando de la manera que podemos. Yo trabajo en Página/12, soy redactor, tenemos la oportunidad con el apoyo del diario de denunciar estos casos y sin embargo no llegamos a ningún lado. Creo que esta es una de las cosas que tenemos que criticarle al gobierno, ir hasta el fondo y que nos explique por qué Manzur no está moviendo esta ley.

domingo, 19 de mayo de 2013

Persona y desasosiego


Por Silvia Jacobi


-Fernando Pessoa, escritor portugués, había una vez escribió un libro. Una mirada desde la bohardilla o no bohardilla del mundo: “El libro del desasosiego”.
Pessoa- persona en la traducción. Sorprendente metáfora el apellido del autor y más si uno se detiene en pensar que fraguó su escritura bajo heterónimos.
-Hay que sobrellevar el destino de ese nombre mientras se piensa que la personalidad es una falacia torturante o una convención  vacía. Ya bien decía Octavio Paz:
                                   "Para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia."  1
-…
-Siempre pensando boludeces vos.
- .
-Buscando interlocutores presté el libro. Con mis marcas: esa orejita en los vértices de las hojas, los subrayados, las migas y la ceniza de cigarrillo que he soplado  ojeándolo  para el viaje hasta otro,  la página arrancada a fuerza de relecturas como si allí (hubiese durante mucho tiempo creído que) estuviese el corazón del texto.
Renegué en el momento del préstamo: “Allí, no ya soy yo”. Menos por menos es más: Di por perdida la sensación de  pérdida que es la melancolía que me habita. Me fingí yo. Sin mis fantasmas. Sin esos otros en mi cabeza.
¡Qué maravilla ese poema de Octavio Paz!
¡Y vos, podrías dejar de mirarme como si te mordieses el labio inferior!
-¿Quién te crees que sos ahora? ¿Manuel Puig? Me das asco.
-. ¿Se acuerdan de ese otro poema de Paz, “La vida sencilla”?
-…
-“…” 2
-Bueno…Éramos pocos…
-Los otros son una realidad, no una pura abstracción. Te sustraes del mundo  porque crees que hay una parte de la realidad que es real y te asusta. Con las palabras te pasa lo mismo… No me burlo, pero, no puedo dejar de reírme conmigo. No deja de causarme gracia la confusión que me generas: no sé si tu escepticismo es devoción o falta de fe.
-.
-…
-¿Por qué prestaste el libro?
-Un poco por ese deseo de que el otro lea lo que leí. No. Creo que por el deseo de que el otro vea lo que leí...No. Que el otro lea lo que sentí. No. Lo que siento.
-¿Quedó de queso?
-¿?
- “Si un día amase, no sería amado. Basta que yo quiera una cosa para que se muera. Mi destino, sin embargo, no tiene la fuerza de ser mortal para nada. Tiene la debilidad de ser mortal en las cosas que son para mí.” 3
-Dudo con mucha firmeza que alguien asevere haber leído fragmento tras fragmento dicho libro porque es imposible tolerar ininterrumpidamente la combinación de melancolía y sarcasmo. El sarcasmo es la expresión verbal, ese simulacro gestual del que son capaces algunos textos; un giro del lenguaje; no las palabras, sino como “eso- se -dice”.
- Entonces prestaste el libro para que el otro no lo lea…
-“Eso” es lo innominado. Prestaste el libro para que alguien lea lo que no se dice.
-…
-Ufff!
-Lo que no puedo decir.
-Lo que está perdido…
-No. Para que alguien pueda leer la sensación de pérdida que siento.
-¿Estás tomando la medicación?
-(Mira che si serás hija de puta)
- ¿Con quién hablas?
-
-…
-.
-… al igual que la melancolía ha perdido su objeto. En sentido más radical del término han perdido su razón de ser, su finalidad y su culminación. Son a la vez, tragedia y comedia, duelo y desafío, búsqueda y pérdida en el libro. Tristemente, no son una cosa por la otra sino la simultaneidad. Y digo tristemente porque al menos la tristeza tiene su opuesto y/o su fin. Pensé en escribir algo al respecto.

-¿Te das cuenta que no estás…bien?

-.
-Presté el libro por esa palabra: Desasosiego. ¡Qué fácil confundirla con la falta de esperanza, con la falta de fe! El “des” es la falta de. Y sin embargo, te das cuenta…
-¡Te das cuenta que no estás bien!
- No es la propensión a la interpretación de lo inerte. El “des” es la falta de sosiego, de quietud. Todo lo contrario a la muerte. 
-.

Bibliografía.
1   Paz Octavio, “Piedra de sol”, El fuego de cada día, Seix Barral, Barcelona, 1989
2   “La vida sencilla”, Ibid., p.36
3    Soares Bernardo, El libro del desasosiego, Seix Barral, Barcelona, 1984, p.345.

viernes, 17 de mayo de 2013

Roberto Gutman. Dir. Salud Mental Moreno

Compartimos la exposición de Roberto Gutman, Director de Salud Mental de Moreno, en las Jornadas II Jornadas de Psicoanálisis, salud y políticas públicas, organizadas por la Cátedra Libre Oscar Masotta, en el que da cuenta de la experiencia, articulado con políticas públicas.


II Jornadas de Psicoanálisis, salud y políticas públicas año 2012. Panel: Psicoanálisis y Estado. Roberto Gutman, psicoanalista.

Video: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=VfjaNyr23Y8

Roberto Gutman es Director de Salud Mental del municipio de Moreno. Nosotros tuvimos la oportunidad de conocerlo allí, conocer la experiencia de una política pública organizada desde cierta “inspiración psicoanálitica”. Como dice Roberto: “propiciar lugares de la palabra es una lucha política”, lo que implica que trabajar en el Estado es ocupar distintos lugares del discurso. Lo cierto es que esta política es condición de posibilidad para, en la contingencia, “perder esa palabra” en un trabajo análitico.

En su ponencia, nos muestra cómo él puede leer, desde sus atravesamientos clínicos, una política de segregación proveniente de otras instituciones del Estado; pero la respuesta que dá es política. No obstante, esta respuesta habilita a nuevas prácticas clínicas.

La experiencia de Moreno no proviene, como habitualmente sucede, del intento de copiar experiencias generadas en otras condiciones totalmente distintas. Tampoco cuenta entre sus filas esa progresía que se desimplica de la política en pos de la queja padeciente al “Estado”, mientras se acumulan papers, magistrales escritos de denuncia testimonial que se capitalizan individualmente. Más bien, es una experiencia llena de pintadas, donde se acerca una gorda que está vendiendo churros en la esquina de la unidad sanitaria, y recoje la brocha y algo pinta, porque sabe que eso es suyo. Donde la barriada se suma a bailar con los locos del “Pata-pata”, recuperados, no de su locura, pero sí de las vejaciones que proponen ciertas experiencias de “salud” por fuera del campo de los derechos humanos. Donde si se precisa algo, la lógica política muestra que hay tres tipos de reconocimientos: la legitimidad, la legalidad, y el reconocimiento económico -que, desde luego, es el más difícil.

“Donde hay una necesidad hay un derecho”. Pero también hay una invención con otros. Entonces se inicia un “centro de día en la calle”, vienen los talleristas a hacer sus residencias, se organizan torneos de fútbol, muchos dispositivos de trabajo, se realiza una jornada donde acuden multitudes. El hecho político rinde sus frutos. El gobierno reconoce el “centro de día” y construye un edifico para tal fin. El ministro de Salud se asombra de que, en lugar de inaugurar cosas que no se sabe si funcionarán, se asiste a la inauguración de algo que ya funciona.

Roberto dice: "¡dejen de decirles casa de medio camino a las casas de la gente!" Nos habla de la regularidad y la irregularidad, como algo íntimamente ligado a los modos de vivir. Por lo tanto, no desvinculados de los efectos del neoliberalismo en la Argentina.

Se pregunta cómo opera, pero nos dice “trabajamos con la irregularidad”. No es cuestión de que los amos universitarios crean que hay modos y que si el paciente no se adapta, éste no sirve. Se trata de construir una transferencia imaginaria con la institución para generar condiciones para un trabajo singular. Porque la institución es, desde luego, ¡también la que producimos!... y se hace con lo que se tiene.

Nos encontramos con un discurso que apunta a trasmitirnos una experiencia. Pero que no olvida que ninguna experiencia particular se puede sostener en el tiempo sin la consistencia de un movimiento político de salud mental; una herramienta que interpele los modos de pensar el Estado, que invente nuevas formas de habitarlo.

La importancia de los Municipios en la desmanicomialización


La desmanicomialización no se trata solo de liberar a los que habitan bajo el techo del manicomio, sino también de no mandar personas a lo inmundo. Sabemos que los psiquiátricos son lugares inmundos. En este sentido, es importantísimo el aporte que desde los servicios de atención primara de la salud de distintos municipios llevan adelante, evitando nuevas internaciones y reinternaciones. Puedo dar cuenta de esto a partir de mi experiencia en el Municipio de Moreno, desde donde a partir de un acuerdo con Open Door, se comenzó a atender en el municipio a quienes en ese manicomio estuvieron internados y precisaban continuar el tratamiento por consultorios externos. Esto no sólo generó que en Moreno se garantizara el derecho al acceso a la salud y la medicación necesaria, sino que nos confrontó con situaciones que desde el Municipio no se habían vivido anteriormente. El acuerdo con Open Door tuvo también como efecto la adquisición de una casa en Moreno para que vivan personas externadas de Open Door. Ojalá sea para algunos una casa entre dos lugares en el camino, quizá para otros no lo sea y esa sea su casa de por vida, no lo sabemos. Por eso no comparto el término "medio camino", porque con el apellido "medio camino" muchas veces se justifican apuros, expulsiones.

Como sabemos, cualquier movimiento genera resistencia, es una cuestión física. No fue fácil, tampoco imposible, la instalación de la casa para los compañeros externados, ya que en el barrio se organizaron un grupo de vecinos para manifestar que no querían a los locos cerca. Los efectos del discurso de la peligrosidad del loco. Supieron de esto también en la ciudad no autónoma de Buenos Aires cuando quisieron instalar en Flores la casa para atención a usuarios de paco.

En el cuarto año de la creación de los Acompañantes Comunitarios en Salud Mental, luego del primer PATAS ARRIBA, vino mi hermano brasilero Rafael Wolski de Olivera a Moreno, en el último día del curso de capacitación de Acompañantes Comunitarios en Salud Mental. Estábamos en cierre y le pedimos a las compañeras que compartieran su experiencia. La presencia de Rafa hizo que funcionara como tercero al que contarle lo que no sabe, hicieron balances, y con Martín Taramasco, que coordinaba el equipo, nos quedamos pasmados al escuchar los procesos que habían atravesado quienes participaron de la capacitación. Una compañera, que se puso junto con otras al frente del armado de una cooperativa de acompañamiento, nos contó que dentro del proceso del PATAS ARRIBA fue la primera vez que cortó una calle, que ella siempre se había opuesto a los que cortaban la calle, y mientras caminaba por las calles de Moreno, sentía que lo tenía que hacer porque debían hacerse escuchar los invisibilsados. Nos contó que ella había estado entre quienes organizaron la junta de firmas, para no instalar la casa de externación, en el almacén del barrio. Nos contó que hacía poco tiempo, en ese mismo almacén, se encontró con una de sus compañeras en la juntada de firmas, que le preguntó "qué hacés con el loco", y ella le contestó "yo soy acompañante comunitaria y él está trabajando en el almacén". El mismo almacén que servía para organizar el repudio a la instalación de la casa, le dio un lugar a uno de los recién regresados, de donde nunca debieron haberse ido.

Nos encontramos también con la resistencia de nuestros compañeros de Salud Mental de Moreno, ante esta nueva invención de los ACSM. El primer día que arranco a trabajar en Moreno, me lleva en auto Roberto Gutman, me invita a participar del equipo, lo que acepté, pero yo tenía prejuicio sobre los efectos de las intervenciones de no profesionales. Lo dije en la nota que publiqué en Página/12 en el 2007. Un proceso de desmanicomialización, de desintitucionalización, implica cuestionar lo instituido, los modos de la relación profesional, paciente, de reconocer que solo la puesta en cuestión de nuestras prácticas posibilitará la desmanicomialización deseada. Nos enfrentamos con resistencias para lograr internaciones en hospitales generales y las resistencias son de los profesionales. Sabemos que esto es así. ¿Cómo superamos esa resistencia?

Para poder debatir sobre estos asuntos, es necesario que el sector público se haga escuchar, porque hay muchos compañeros trabajando a lo largo y ancho de la Argentina, con prácticas que combaten la segregación, la estigmatización, que propician la accesibilidad cercana al sistema de salud público, que es al que acceden las personas que se encuentran encerradas en nuestros manicomios. Sabemos que ahí están por pobres, no por locos, ni locas. Atención en salud mental en el servicio de atención primaria de la salud, evita nuevas internaciones. La atención en Moreno de quienes habían estado en Open Door no sólo provocó reinternaciones en un 5%, sino que una considerable baja en la toma de las mismas, por la adherencia al tratamiento. Fue importantísimo el trabajo de nuestras compañeras administrativas, que son las que ponen el cuerpo y responden cuando los ciudadanos van a demandar, con sus distintos modos.

Está muy bien demandar lo que falta, pero no podemos negar lo que sucede. Y lo que sucede es que en distintos lugares de la Argentina se trabaja muy bien, en dirección a la desmanicomialización, desde programas municipales, provinciales, en la justicia, y esto es preciso contarlo, porque nos permite decir cómo es que consideramos que se puede llevar a cabo la desmanicomialización, porque hoy se está haciendo. Estados kirchneristas, como el Municipio de Moreno, el de Morón, que hoy llevan adelante procesos de desmanicomialización. Coordinadores Regionales Sanitarios que promueven la desmanicomialización y promueven y fortalecen la construcción de redes desde el sistema público de salud. Programas provinciales como el PREA del Hospital Estevez, los Acompañantes Comunitarios de General Pico La Pampa, el trabajo llevado adelante por Jorge Pellegrini en San Luis, que pareciera que porque hace política partidaria, algunos se olvidan del valor de cerrar un manicomio. Tenemos la experiencia de Río Negro, y tenemos ocho provincias sin manicomios, lo que quiere decir, que sin manicomios se puede vivir, no podemos pensar que tenemos ocho provincias donde no habita la locura, sino que tenemos ocho provincias donde a la locura se le da un lugar, que no es el del encierro.

lunes, 13 de mayo de 2013

Carta a los compañeros de la “Red por la implementación de la Ley nacional de salud mental.”

Estimados compañerxs:

Preparando un artículo para el Dossier de la Agencia Paco Urondo sobre desmanicomialización, me llega por una compañera el Comunicado que emitieron el día 9 de mayo, en el que afirman (las negritas son mías), que como la Dirección de Salud Mental de la Nación, no respondió un requerimiento, la Red “habrá de tomar las medidas que considere necesarias para lograr la plena vigencia de esta ley que, demorada por la postura adoptada por la autoridad de aplicación, sigue permitiendo la persistencia de prácticas manicomiales y la vulneración de derechos de las personas con padecimiento mental, familiares y trabajadores.”

Celebro que difundan la vulneración de derechos que implican los manicomios, a los internos, los familiares, los trabajadores, mientras otros optan sólo por hablar de los negocios inmobiliarios. Quería que conversáramos, sobre cuáles serían esas medidas necesarias que consideramos que habría que tomar, para alcanzar la desmanicomialización deseada, y terminar con los manicomio, pero no con los hospitales, ni la salud pública. Si al menos hicieran del Borda un hospital, pero sabemos que los manicomios no son hospitalarios con quienes ahí dentro están.

Compartimos la necesidad de la reglamentación de la Ley Nacional de Salud Mental, por la que tanto hemos militado, y me pregunto cómo haremos para que no suceda lo que sucedió con la Ley 448 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que vale aclarar, por cómo se comporta, parece que es sólo autónoma de Buenos Aires, de la Nación es totalmente dependiente. Como sabemos, del Estado Nacional sólo depende la colonia Montes de Oca, donde se lleva adelante una gestión que posibilitó recuperar tantas libertades en condiciones dignas de vida, con casas construidas por el gobierno nacional, un proceso que inició Jorge Rosetto y que sin pausa avanzó en la dirección que todos deseamos que es: eliminar los manicomios. ¿De la Dirección Nacional de Salud Mental depende que las provincias implementen lo que la Ley establece? ¿Con qué recursos la implementan las provincias y los municipios? ¿Se trata sólo de aumentar recursos? Sabemos que no, sino de ¿quiénes la llevamos adelante? ¿Quiénes son los profesionales en el sistema público de salud que van a acompañar la implementación de la Ley, cuando vemos que en la Ciudad no se hace? Con poquitos no se llega a ningún lado y el problema de los mejores, es que no traen a nadie.

Las distintas experiencias de desmanicomialización que conocemos sólo fueron posibles cuando hubo una decisión política desde el Estado, de apoyar una medida y a quiénes la pudieran llevarla adelante, y se sostuvieron en el tiempo, por la militancia. Tanto en Italia, en Brasil, Río Negro, San Luis, General Pico - La Pampa, en la Provincia de Buenos Aires, Moreno, Morón, La Matanza, San Martín, distintas experiencias antimanicomiales, que sólo fueron posible con apoyo del Estado, trabajando en conjunto. En Italia fue un gobierno que no era de izquierda el que puso a Basaglia, que sí lo era, al frente de la reforma, que fue posible porque Basaglia cuestionó el poder de los médicos, le dio voz a los internos, y construyó las asambleas no como grupo terapéutico, sino como espacio donde, a partir de la comparación el interno tome conciencia del lugar que ocupa en la sociedad, confronte con el médico sobre el statu quo. Se hizo en Río Negro, también posible por el lugar que ocupaba Vicente Galli en el regreso de la democracia. En San Luis también se cerró el manicomio. Son 8 las provincias que no tienen. La particularidad brasilera, es que construyeron un movimiento social antimanicomial, que es uno de los movimientos sociales más grandes del Brasil. ¿Cómo? No convocando desde la profesión, de hecho recién después de años se sumaron algunos médicos, porque lo que se cuestionaba era la práctica corporativa. La implementación de la Ley sólo es posible, si confrontamos con el corporativismo.

Algo me dice que es el tiempo de terminar con el comando de las corporaciones, con el mandato de las corporaciones. Fue con la corporación rural, un sector que se resistía a haber perdido el manejo de la Argentina, ahora es el tiempo de las corporaciones mediáticas y de abogados. No se trata de la corporación judicial, sino de la corporación de abogados, profesionales que no deben ser tratados como uno más. ¿Sino en carácter de qué están en el Consejo de la Magistratura los de la Facultad y los colegios de abogados, si ellos no imparten justicia? La confrontación con el poder judicial, sólo fue posible porque un sector resistió tanto que se quebró y emergió “Una justicia legítima”, un espacio que hace responsable a las prácticas corporativas del estado en el que se encuentra el poder judicial, y el corporativismo como mayor resistencia en el avance en el cumplimiento de derechos.

Creo que esa es una medida que tenemos que tomar los que queremos la implementación plena de la Ley de Salud Mental, romper con las corporaciones en la salud, la corporación médica, la de psicólogos, las de los colegios, todas las corporaciones, que anteponen el derecho propio ante el del otro, porque no son uno más. Si nos organizamos y hacemos eso, quizá el Estado, el que sea, podría lograr la implementación de la Ley. Pero me pregunto. ¿Colabora en la cantidad de internaciones que a las 12 del mediodía no encontremos a un médico de planta ni de casualidad? ¿Si hubiera estado el médico lo llevaban igual a la guardia del Borda, de Open Door o el que se les ocurra? ¿Por qué los médicos no cumplen con su horario de trabajo como el resto de los empleados públicos? ¿Por qué cuando les preguntás esto te responden con el sueldo? ¿Por qué los psicólogos, los trabajadores sociales, los enfermeros, terapistas ocupacionales, no cobramos como los médicos si somos todos profesionales?

Si el Estado no cuenta con un colectivo organizado dispuesto a confrontar con las corporaciones, si nosotros profesionales, no estamos dispuestos a sumar al otro como uno más, a hacer partícipe a los internos, a los que asisten a los servicios de salud, familiares, profesionales, a todos los que queremos terminar con cualquier tipo de violación a los derechos humanos, la haga quien la haga y en lugar que sea, y nos organizamos donde cada voto vale un voto, donde cada mano que se levanta vale una, no lo vamos a poder conseguir. Es necesario que convoquemos a la militancia a los más perjudicados por el manicomio: todos los que están bajo ese techo, pero principalmente, a los que no tienen otro lugar donde estar. Por eso se trata de construir otros lugares, no como dicen algunos que “en el manicomio tienen un lugar”. Somos muchos profesionales y muy pocos pacientes.

COMUNICADO DE LA RED POR LA PLENA IMPLEMENTACION DE LA LEY NACIONAL DE SALUD MENTAL





Buenos Aires, 9 de Mayo de 2013.

Ante el fracaso de los reiterados intentos por conocer el estado de la Reglamentación de la Ley Nacional de Salud Mental (Nro. 26.657), sancionada hace más de dos años; y ante la falta de respuesta por parte de la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones a toda posibilidad de diálogo; esta Red hace saber que repudia dicha actitud y habrá de tomar las medidas que considere necesarias para lograr la plena vigencia de esta ley que, demorada por la postura adoptada por la autoridad de aplicación, sigue permitiendo la persistencia de prácticas manicomiales y la vulneración de derechos de las personas con padecimiento mental, familiares y trabajadores.


sábado, 11 de mayo de 2013

Los tipos como causa


Cuando se aborda el problema de las mujeres a la que un hombre golpea, y se la nombra violencia de género, automáticamente se asocia hombre a violento. Esto queda de manifiesto cuando vemos que son considerablemente mayores las denuncias a hombres por golpear a sus hijos que a madres. Preguntémosle a la mayoría de la población si las madres no pegan. Pero ese problema de la cuestión no se aborda. Todo se explica en términos de machismo y el golpe sería la expresión máxima del problema, la causa es el macho. La causa del macho, es la causa, no el macho en sí mismo. Habitamos un discurso donde a los que tenemos algo entre las piernas que las mujeres no, ellas tienen otra cosa, nos piden que nos pongamos en el lugar de dadores, la lógica es del más, acumulativa, y cuanto más se tenga más macho se es, es decir, más hombre, porque sabemos que del macho, del verdadero macho, el natural, para el que el sexo era natural, no queda nada. Si el sexo fuera tan natural, no generaría los quilombos que genera.
Poner a los tipos como causa, es errarla, los tipos también son efectos de ese discurso. Recuerdo una madre en la villa 31, donde hacía tareas militantes como estudiante de psicología, que me contaba que le pegaba a los pibes cuando le preguntaba qué había para merendar, cuando ya no le había podido responder qué había para desayunar, que había para almorzar. Necesitaba que se callen, me dijo. Ante la vivencia de una demanda insoportable, porque no se soporta no tener para dar lo que se tendría que dar, se puede dar nada o se puede dar un bife. Esa mamá dio un bife. Cuando comenzamos a hablar de esto, bajaron la cantidad de bifes, pero como les dije, había necesidad de bifes, así que al modo que podía se presentaban, vieron cómo es esto del significante. De la misma manera pienso muchas de las razones por las que hombres golpearon. Era lo último que les quedaba de ese macho que debieron haber sido. Esta es una batalla que hay que dar juntos, hombres y mujeres, y los que no se reconozcan en ninguna de esas palabras, porque la causa del machismo no son los hombres, sino el discurso que sostiene el ideal del macho, del que más larga la tiene, del que más minitas ganas, del que más alto llegó en la empresa, del que más cerca está del poder político, del que más poder de toma de decisiones tiene. Esto está muy bien mostrado en la película “Una historia diferente”, que narra la historia de un adolescente que lo internan en un psiquiátrico porque teme fallar en la escuela para pre ejecutivos, en la que el destino es el capitolio, ser ceo de una empresa, o presidente. ¿De qué otra cosa habla “El gran Lebowski”? Dos Lebowski, pero uno es el Gran. Una película que como pocas muestra de qué se trata lo de la lógica fálica. Para nosotros es claro cuál es el gran Lebowski, pero dentro de lo que impera, del imperio de la lógica que va de arriba abajo, es un looser. El adolescente que termina internado es por temor a que le digan looser.
La lógica del más, también tiene efectos en quienes se reconocen mujeres, ser la más linda, la más flaca, la mejor vestida, las mejores zapatillas. La más. Para el que quiere más, la más, y nos llenan los medios del más fachero con la más linda, del que más guita tiene, o que tiene más que uno, que da lo mismo, con la más linda. Ellas queriendo ser la más para el que más tenga. ¿Quién zafa de esta lógica? ¿La causa somos los hombres? No creo que piensen eso alguno de los pibes que entraron en Estados Unidos con una metralleta, ni es lo que piensa Stephen King que tan bien habló de esto, en relación a la novela que escribió, cuando era adolescente, de un pibe que quiere matar a todos por cómo lo humillan, por no ser “el más popular de la escuela”, que es sinónimo del que más hablan, al que miran “las divinas”. ¿Entienden por qué entra tan fácil “Patito feo”? ¿Son conscientes de lo que le están inyectando a sus hijos e hijas? A eso se refiere Zaffaroni cuando habla del discurso que nos baja del norte. Un discurso que sostiene que lo natural es que unos estén adentro y otros afuera, que se trata de alcanzar el mayor beneficio al menor costo, y el que está afuera es porque quiere y si quiere entrar que lo repriman. Modelo de Estado Reagan - Tatcher. La causa de la violencia de género no son los hombres, es este discurso de mierda.

Conversemos sobre la violencia



Los discursos sobre la violencia ocupan un espacio relevante en el habla de la mayoría de las personas y los medios de comunicación. La pregunta puede ser ¿Porque de eso habla mucho la gente es que está en los medios o porque está en los medios es que habla de eso mucho la gente? Sin lugar a dudas que prima que la razón está en los medios, porque es cierto que de Freud se habla, pero hablan muchísimas más personas de los que lo leen. Cualquier clasemedia argentino tiene algo para decir sobre el inconsciente, la certeza de qué es un perverso y la explicación por la enfermedad para distintos conflictos sociales. Esto es lo que está presente en el discurso de género que impera. La cuestión del ser. Es un violento. Es un perverso. Es un acosador. ¿Por qué será que se conjuga tan poco en femenino, cuando violencia y perversión son femeninas? ¿Son femeninas? Como está presente la lógica del más en nuestro discurso, se las reconoce femeninas, en menos, dicen algunos, pero Zaffaroni nos recuerda que fémina es la que amamanta.
Nos encontramos con programas para mujeres víctimas de la violencia, pero no con programas para hombres. El único que conocí, en el que hice prácticas profesionales universitarias, depende de la Ciudad no autónoma de Buenos Aires, y durante años lo sostuvo el psicólogo a pulmón. Hay una resistencia muy fuerte a tratar a los hombres denunciados. Para quienes los consideran enfermos, les decimos: a los enfermos se les tiene que ofrecer tratamiento. Pero hay quienes no consideramos enfermas a las personas que realizan actos violentos, porque la violencia no es una enfermedad, no expliquemos los conflictos sociales desde la medicina, recordemos que ahí está el origen del poder psiquiátrico. Zaffaroni fue más lejos que Foucault, encontró en la Inquisición el poder punitivo y al médico que levantó la mano cuando preguntaron quién da prueba de que había que quemar a la bruja. ¡Sí, es una maníaca! Contesto.
Sabemos de la manifestación en la violencia de distintos conflictos sociales. Todo el arco progresista está de acuerdo en no bajar la edad de inimputabilidad a los pibes. En no criminalizarlo, encerrarlo, por los efectos violentos que produce la violencia social a la que es sometido. Entonces, desde el conflicto social, entendemos que un pibe de trece años que roba, que mata, no tiene que ir preso, porque no se le dio la posibilidad de vivir de otra manera, entonces no podemos condenarlo. Pregunta ¿Cuándo es que las conductas violentas de ese adolescente dejan de explicarse por los conflictos sociales y pasa a individualizarse y lo llaman violento de género? Si un pibe comete un acto delictivo lo explicamos por su historia pero si le pega a la novia, que es otro hecho delictivo ¿lo explicamos porque es un violento de género? ¿No vale más para evitar la condena su historia?
Sabemos que no todo se puede explicar por los análisis sociológicos, así como no se puede psicologizar la sociología y la política. Psicologizar es hacer medicina, hacer diagnósticos de enfermedad de los conflictos sociales. Está bien hacer medicina cuando hay un enfermo, pero no para explicar la realidad. Para poder pensar la situación particular de ese hecho violento entre al menos dos personas, tenemos que considerar también la historia de esos sujetos, porque si no indagamos, va a ser complicado. Es preciso generar espacios para escuchar los efectos de la violencia, tanto para mujeres, como para hombres, porque sabemos que no es propia de un solo género. Así como para los pibes que conviven en una familia con violencia. Porque es lo mismo que con los que cometen hechos violentos porque no tuvieron la posibilidad de vivir de otra manera, nadie elige por dónde entra al mundo, las criaturas que crecen siendo golpeadas, a veces repiten lo que vivieron, como decía Freud, que la criatura repita activamente lo que vivió pasivamente.
Desde mis once años que vengo analizando y pensando la problemática de la violencia, desde que un día mi madre sancionó que mi padre no me pegaría más. A partir de ese día, todo pasó a ser considerado violencia. De pasar a explicarse lo que yo hacía “porque me pegaban”, todo pasó a leerse entre las mujeres de mi casa como “violento”. Tuvo mucho que ver en esto, una pésima analista que ella admiraba, por la que yo entré al psicoanálisis, que le dijo “hasta cuándo va a sostener el techo”. Y mi vieja lo soltó. Y el techo la aplastó. Como mi padre no se quiso ir de mi casa, la asesoraron de que si lo acusaba de que había querido abusar de mis hermanas, conseguiría la orden de exclusión del hogar. Lo hizo. Así como es cierto que mi padre debería haberse ido en cuanto acordaron que se iba a ir, es cierto que acusar de abusador a quien no lo es tiene efectos. Cuento esto porque corroboré con mis hermanas que lo que había dicho mi madre fuese mentira y porque antes de morirse me confesó que mintió. Pero fue toda su vida una víctima de lo que le habían hecho convencida de que ella no podía hacer nada para que las cosas fuesen de otra manera.
La cuestión es que un día pegué una trompada en la escuela y mi madre aprovechó para sancionar esa piña como la máxima expresión de que mi padre era un violento, lo que sabíamos todos, nunca jamás uno de mis tíos o de los amigos de mis padres intervinieron para evitar que me golpeara. Pase por juzgado de menores, psicólogas forenses, terapia familiar grupal, con una pelotuda que consideraba “que había que sacar todo afuera”, mi madre no tenía filtro, y con mis hermanas llorábamos de lo que teníamos que escuchar. Ahí pedí terapia individual, en Casa Cuna todo esto, durante el tiempo que fui, jamás le dije más que “no se” a la psicóloga. Necesitaba un lugar donde estar sin miedo. La política de que todo hay que decirlo, de las de la secretaría de la mujer de la ciudad, lograron que Nuevediario tocara el timbre de mi casa y mi madre con mi hermana saliera en el noticiero más visto a contar que mi padre me pegaba. Al otro día tenía que ir a la escuela. Fui. Una compañera se acerca a decirme “vi a tu mamá en la tele”, yo negando que era mi mamá, ella diciendo que sí, que la de al lado era mi hermana, hasta que le dije que no era mi mamá de un modo que me contesto ¿Ah, no era tu mamá? Si lo que se quiere es proteger a los chicos, escúchenlos, porque donde hay quienes quieren pasar a la historia ajusticiando, hay quienes tienen que seguir con esa historia, con la que quizá jamás logren hacer justicia.
Es preciso que nos detengamos a analizar en serio el problema de la violencia, porque quienes tienen el poder de los medios de comunicación, difunden discursos de la violencia, que bajan desde el norte, donde sólo se está dispuesto a abordar la violencia de un solo lado, especialistas en violencia laboral, violencia escolar, violencia manicomial, violencia de género, violencia familiar, violencia infantil. ¿No es siempre la misma violencia que se expresa en distintos espacios? Bien puesto está el nombre de la Fiscalía contra la Violencia Institucional. Porque la violencia está instituida. Es parte. Entonces no se trata de andar cosificando, haciendo proyecciones futurísticas de que si porque cometió un hecho violento es un violento y será un violento de por vida, “porque está enfermo”, y después no ofrecer tratamiento a los que se consideran enfermo, un modo de justicia por mano propia, que dista mucho de una política sanitaria. ¿O no es que a los enfermos no se los puede dejar sin tratamiento?
Sabemos que la violencia es la imposibilidad de tramitar algo por vía de lo simbólico. Donde termina la palabra comienza la violencia, decía Lacan. Freud señaló que cuando uno respondió con una puteada, en vez de con una flecha, comenzó la civilización. ¿La civilización no tira flechas? Sabemos que un sujeto confronta con situaciones en las que no tiene palabras con las que responder y no encuentra otra respuesta que la acción. Por eso en ciertas situaciones podemos comprender la violencia. La violencia pone en cuestión el discurso que sostiene nuestras relaciones sociales. ¿Nunca matar? ¿Nunca pegar? Sabemos que los nunca se sostienen como imposibilidad. Lo que sí, nunca, como dijo el Subcomandante Marcos, poner al otro en el lugar de víctima, porque del lugar de víctima es difícil salir. "Pero el MAL no es una entidad, un demonio perverso y maléfico que busca cuerpos que poseer y, con ellos como instrumento, hacer maldades, crímenes, asesinatos, programas económicos, fraudes, campos de concentración, guerras santas, leyes, juzgados, hornos crematorios, canales de televisión. No, el MAL es una relación, es una posición frente al otro. Es también una elección. El MAL es elegir el MAL. Elegir ser el MALO frente al otro. Convertirse, por elección propia, en verdugo. Convertir al otro en víctima." Subco

jueves, 9 de mayo de 2013

La presión insoportable


A veces la locura lo que muestra es que la presión es insoportable. Que impere pensar si el otro es un ganador o no, que valga tanto ganar, que ganar sea sinónimo de acumular, porque no alcanza con que escribas un gran libro, sino de que escribas muchos libros. Hay artistas de los que dicen despectivamente, escribió un sólo libro, grabaron un sólo disco. Al menos uno, ojala consiga al menos uno. ¿Quedaban otros muchos lugares para recluirse? ¿Mostrarse perdedor? ¿Mostrarse carente? ¿Como un carenciado? ¿Respondiendo como carenciados? No, y llamaron depresión a eso. A un conflicto social lo diagnosticaron. A eso se refería Basaglia cuando decía de no construir respuestas terapéuticas para conflictos sociales. Con las consecuencias lógicas de una lógica. Donde impera que se trata de ser winner o looser. ¿Dónde quedó la humanidad de quien llama al otro perdedor y lo humilla? 
Donde no se puede fallar, la falla se oculta. ¿No son el shopping de la falla los programas de chimentos? Venden hasta cómo hay que vestirse. Hay personas que se visten como los que salen en la tele, y no jodamos, en la tele no aparecen en ficción las personas vestidas como se viste la mayoría. No hay pantalones truchos, le vendieron la publicidad a Adidas.
Les recomiendo vean "Buenos Aires viceversa" de Agresti, o "Un peso un dólar", de Gabriel Condrón, donde se pueden ver los efectos de las decisiones del Estado en las subjetividades. Donde se intentaba eliminar todo lazo de solidaridad, acabar con el deseo de participación, de encuentro con el otro, de necesidad del otro para la concreción de proyectos colectivos, emergieron sujetos donde la política no le interesaba, donde creían que nada se podía hacer para cambiar las cosas. Y nada se hizo. Comenzó EL TIEMPO DE LA NADA cuando el Estado comenzó a hacer NADA. Hacer nada contra la injusticia, los bombardeos, las proscripciones, los derechos adquiridos, las protecciones obligatorias. Cuando el Estado dejó de cumplir con sus obligaciones. Aunque falten, hoy tenemos un Estado que cumple, frente a lo que vivimos donde sólo cumplía con los intereses privados. 
Hombres acodados en distintas mesas, de bares, estaciones, cocinas ajenas, cocinas propias, patios, esquinas. Esa es la razón por la que el 70% del movimiento piquetero eran mujeres. En mis cinco años en Moreno, arranqué en el 2005, donde todavía no se sentía masivamente el kirchnerismo, pocas veces me encontré con un padre viniendo a solicitar ayuda, el 99% de las veces eran mujeres. Las mujeres se acercaban a los municipios a pedir por sus hijos. Para un hombre implicaba una vergüenza reconocer no tener para cumplir con las obligaciones. La desocupación hizo mierda muchas vidas. Los retiro voluntario un tanto más. Porque fueron decisiones las de retirarse. Y cuando tomaron conciencia de lo que hicieron, fue duro, para  muchos reconocer el error era imposible. Hubo quienes hacen responsable al Otro, muchos hombres pagaron el precio de sostener el discurso de los lugares que debe ocupar un sujeto por el hecho de ser hombre. Que quede claro que no pienso en términos de género sino de sujeto. Como quieran que lo nombre, se trata de un sujeto existiendo en un lugar, pónganle el nombre que quieran, no tiene  por qué ser hombre o mujer, se puede ser otra cosa. 
Como un boludo prejuicioso que soy, no escuchaba Queen porque suponía que las letras no dirían nada, porque a mí la música de ellos mucho no me conmueve. A la canción "Bajo presión", jamás pude asociarla a una verdad tan bella, a una realidad tan bien construida, con tanto cuidado, armonía, pudiendo acercarnos a algo tan duro sin lastimar. No se trata de por locos, la segregación la vivió Freddie Mercury por homosexual. Se trata de no tolerar la diferencia, del imperio de lo homogéneo. ¿Homo genio? ¿Sapien? ¿En qué sapien el quía? Cuando Dios hizo que el mono sapien, pensó en un argentino, por eso lo nombró al vesre. El papa es argentino, le dijo a las monjas "no piensen como solteronas", pero les impide que se casen. No piensen como solteronas, piensen como madres, les dijo,  estableciendo que una madre no es soltera, una madre soltera no es una madre. Si es solterona, es porque es soltera, si es una solterona, no es madre, si es soltera no es madre, si es madre soltera no es madre, porque una madre no es soltera. La cuestión del ser. Es soltera. No es lo  mismo decir soy soltero que estoy soltero. Uno cierra el otro deja abierta la posibilidad del cambio, del cambio de tiempo. Ese discurso tiene peso y valor en la Argentina. Que haya muchísimas madres solteras no quiere decir que la sociedad promueve madres solteras, sino que se promueve el valor de la familia, y la familia es el producto de la unión de dos personas sostenida en el tiempo y que aloja hijos en el mundo. Cuando Bergoglio iba a la villa 31 iba a decir madres solteras no, por favor. 
Ser visto como la falla, como lo que no hay que mostrar, tiene consecuencias subjetivas. Vi a un hombre muriéndose por tener HIV y negar la enfermedad delante mío, por vergüenza. ¿De qué tenía que avergonzarse? Ni ante la muerte se permitía reconocer que tenía lo que no hay que tener, lo que nadie quiere tener, la peste rosa, la cosa de puto, de drogadicto, de abusador, de violadores, que pudiera llegar a pensar que yo podía pensarlo como alguna de las tantas descripciones que circularon durante tantos años. Llevar la marca en la familia, la falla familiar, la familia como causa de la falla, lo sostienen tantos médicos, maestras, psicólogas, psicopedagogas, y decimos no es la familia la causa, es la lógica de tener más, de acumular, de ser el que pueda dar todo, acceder a todo, porque comprar es dar, sino se tiene lo que dar, no se compra, no se acumula, se reparte. Se parte. Ser parte. Estar adentro o estar afuera. Tener lo que el otro tiene tener o no. Privado o público. Individual o colectivo. El tiempo del todo o el tiempo de la nada. El tiempo de todos, donde participamos organizados para cambiar las cosas, o el tiempo de la nada, donde separados decíamos que nada se podía hacer, mientras hacíamos nada para terminar con ese tiempo. Hay que terminar con el tiempo de que le pedimos al otro que haga lo que nosotros no hacemos, que sólo se trata de que el Otro haga, lo que uno hace no tiene nada que ver. El tiempo de todos que se reinició cuando el Estado volvió a hacer lo que había dejado de hacer.