Los profesionales
tenemos una responsabilidad civil, nuestra práctica está reglada por el
Estado, a través del Congreso de la Nación. Vivimos tiempos en donde el discurso
técnico está sobrevalorado, por la parolata que utilizaron después de los setenta. Como no querían discutir de política, se trataba de escuchar a los que sabian, y
llenaron los programas de profesionales. Los profesionales algún conocimiento
tenemos, mucho o poco, nuestra palabra es valorada por la sociedad. Entonces
nosotros los psi tenemos que aportar a este proceso. El aporte de Freud fue el
sujeto dividido. Todo psi sabe que hay una contradicción con la que no vamos a
poder acabar: la que existe entre quiénes somos y quiénes deseamos ser.
Cualquier psi que practique algún tipo de terapia sabe del padecimiento
subjetivo por la tensión entre cómo son y cómo quisieran ser, entre cómo es su
vida y cómo debería ser, y cuando
escuchamos ese debería nos encontramos con un ideal de familia que se difunde
en los medios de comunicación. El poder de los medios de comunicación radica en
su posibilidad de diseminar un ideal de otro, extranjero.
Psicología de las masas y análisis del yo es una obra reconocida más allá del alambrado
psi. Antes del surgimiento del nazismo Freud señaló a la identificación como
soporte de los fenómenos de masas liderados. Los miembros de la masa se
reconocen entre sí porque reconocen un mismo liderazgo. Freud enseñó que un
ideal puede ejercer ese liderazgo. Nos alcanza con pensar en cualquier
idealismo político y la continuidad en la lucha por alcanzarlo, más allá de la
muerte del líder, así lo demuestra. En las Facultades de Psicología poco se
habla de la alienación porque los textos que a ella se refieren, generalmente,
vienen con marxismo. La materia Psicología del Trabajo, en la carrera de
psicología de la UBA, pasó con la dictadura que cerró la facultad, de leer el
Libro rojo de Mao, Engels, Althusser, a enseñar los modelos de liderazgo de lease afair, nos enseñaban que si a los
trabajadores se los vigila, aumenta la producción porque sienten que su trabajo
es valorado, nada tenía que ver con el 24% de desocupación.
Los psi sabemos que la
realidad es una construcción, más allá de que difiramos si se trata de una
construcción colectiva o una construcción individual. Salimos de la animalidad
por lo simbólico. Le damos sentido al mundo. De eso se trata la cultura, de una
manera de dar sentido, entre otras. En las carreras de marketing dan a leer a
Lacan. La marca de ropa interior de los corazones, la más importante del país,
encargó a una lacaniana la estrategia publicitaria, y si sabemos de qué marca
hablamos no le erró. En las universidades de Estados Unidos se han invertido a
esta altura miles de millones en investigaciones sobre la conducta humana, para
poder mejorar ventas, para dominar mejor. Recordemos la película I como Ícaro, con los experimentos de
Milgram. El conductismo estadounidense se difunde por el mundo, la conducta
estadounidense prima. ¿Cómo poblaciones que no viven en los Estados Unidos
actúan como las personas que sí? Por la televisión. Difundieron un modelo
ideal, la población que asiste a esas imágenes, a esa ficción que los medios
difunden, se identifican con ese modo, es decir, se alienan. Alienarse es
colocarse en el lugar del otro, identificarse es lo mismo.
Al identificarse el
sujeto otorga al mundo el sentido de aquello con lo que se identifica. Valora
lo que el otro valora. Repite cómo el mundo debe ser y de no ser, padece. En
una cultura donde prima el consumo, los medios de comunicación hegemónicos, con
el poder de determinar qué puede y qué no puede hacer el Estado, son propiedad
del poder financiero y por eso te venden en la propaganda la tarjeta de crédito
para que compres lo que ves en la tele. La ropa de los actores está en venta.
Los medios de comunicación venden su poder de construir realidad. Cualquier
medio de comunicación tiene ese poder, son signos. Me refiero a los medios de
comunicación como signos porque fijan un único sentido y estará en el lector
identificarlo y reconocerlo como un sentido entre otros y no hacerlo sentido
único. Con poblaciones que disminuyen más y más su circulación por el espacio
público, no se trata de seguir preguntando por el sabido exceso de niños frente
a una pantalla, sino de preguntar cuántas horas por días pasa un niño sin un
techo sobre su cabeza, cuánto tiempo intercambia con otros niños que no sean
parte de su familia y en el espacio público.
Los psi sabemos de la
represión como efecto de la cultura. ¿Homosexualidad reprimida o sociedad
obtusa? La hétero normatividad del psicoanálisis y la psicología. Donde la ley
reconoce otras uniones como posibles, se
ve mucho más amor por las calles de la mano. Los medios de comunicación tienen
otros medios de reconocimiento, o mejor dicho, de identificación. Difunden en
toda América la imagen de jóvenes de los barrios marginales, que todos llevan
gorras de baseball. La televisión es la causa de que nuestros marginales
latinoamericanos también anden de visera, se identifican con los jóvenes
marginales de los Estados Unidos. La razón de la existencia de todos esos
jóvenes es el ataque del poder financiero de los Estados Unidos a los Estados
Latinoamericanos, para hacerse de nuestros recursos, empequeñecer los Estados
con sus políticas. Es el mismo poder que atenta contra el Estado de los Estados
Unidos, que no le permite que le garantice el acceso a la salud a sus pobres,
“cada uno que se salve solo, no le facilitemos las cosas porque les hacemos un
mal”. No se trata de facilitar, sino de garantizar. Esa es la misión del
Estado, garantizar los derechos de la población, que se los encuentra detrás de
cada necesidad.
Considero que los psi
tenemos la obligación y una responsabilidad social, en tanto profesionales,
porque así lo establecen las leyes. A riesgo de equivocarnos proponer, que no
se trata de ser el propietario de la idea individual, sino partícipe de la
construcción colectiva de la realidad. Una realidad individual, se la intenta
conseguir con dinero, está llena de gastos. Una realidad colectiva tiene como
condición reconocerse en el otro, aquel que también reconoce la realidad como
una construcción, pero en tanto construcción distintas maneras de construirla.
Una realidad colectiva implica reconocer los distintos modos de contarlo, pero
reconociéndonos parte de una historia
que nos une, que nos aúna, sin individualizarnos. Los medios de comunicación
individualizan, atentan contra el tiempo colectivo, los lazos de solidaridad, contra
el encuentro presencial entre los sujetos. Los psi sabemos de los procesos de
construcción de la realidad, y ese conocimiento debe ser compartido, después
que cada uno elija. Daremos la pelea.