lunes, 15 de abril de 2013

A la locura derecho


Si es necesario mostrar
porque no se puede nombrar
la locura es un derecho.

Los invito a que creemos un lugar donde poder hablar de la locura, con la intensión de que podamos consagrar la locura como un derecho. Para ello muchos, muchísimos, nos tendremos que unir, organizar y contar con la fuerza necesaria para poner un colectivo en movimiento, en dirección al respeto de los derechos humanos de quienes caen en las redes del discurso psiquiátrico.
Es necesario hacer visible algunas de las prácticas que suceden en manicomios, "institutos de menores", cárceles, paradores para quienes viven en la calle, lugares a donde convocan a profesionales para legitimar prácticas violentas.

Sabemos que existe lo que no se puede ocultar, como las locuras, que los que las viven no pueden evitar mostrarlas, porque lo necesitan. Y hay quienes al verlas intentan pronto encerrarlas, para ocultarlas. Pero ahí, donde intentan encerrarlas, insisten, se muestran, esperando a alguien que las pueda alojar sin violencia.

¿Más violencia con quien ya padece la violencia de esa imposición en su existencia?

Crear un lugar donde no se viole la dignidad de los que habitan la locura, depende de crear un colectivo que posibilite la reforma en salud mental que la Argentina necesita. Esta tarea no puede ser solo de profesionales,  porque como vimos hasta el momento, un agrupamiento de profesionales no cuenta con la fuerza necesaria para conquistar la reforma que el país necesita. La reforma se pondrá en movimiento cuando cuente organizadamente con la fuerza de los que estamos directamente afectados por la violencia objetivante de las practicas manicomiales: internos, psiquiatrizados, familiares de internos, familiares de psiquiatrizados, trabajadores y trabajadoras de los manicomios, estudiantes y con todos quienes se sientan afectados por esa violencia y no soporten el atentado a la dignidad y los derechos a los que miles se ven sometidos.

Abro este espacio a todos aquellos que busquen terminar con la existencia de los manicomios, con las violaciones a los derechos humanos, para que difundan el trabajo que están haciendo, sus interrogantes, sus críticas, sus inquietudes, para que podamos colaborar con la conformación de ese movimiento que necesitamos.



"Aquel día estaba completamente seguro de encontrarme, finalmente, frente a la posibilidad de contarlo TODO, de golpe, sin interrupción.  Pero ¿Qué es TODO?; ¿qué fue TODO en aquellos dos meses de guerra? Y al fin de cuentas ¿qué puede hacer la palabra con TODO? : trazar límites, dejar fuera e incluir, conservar y perder, elegir, brillar a costa de infidelidades, callar cuando todo empieza, hablar cuando todo calla... Recuerdo a Barthés, que hace treinta años resumió tan hermosamente lo que tiene entre manos un escritor moderno si quiere reflejar la terrible diversidad de su mundo: "una lengua espléndida y muerta".(Daniel Terzano. 5000 Adioses a Puerto Argentino. pp.14-17 Ed. Galerna)".

Por la consagración del derecho a la locura.

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