viernes, 26 de abril de 2013

¿Contra la represión y defendiendo una institución represiva?

Comparto un artículo publicado en la Agencia Paco Urondo


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Por Santiago Gómez I  La represión del gobierno de Macri en el Borda, promovida por los intereses  del Jefe de Gobierno porteño, en los negocios inmobiliarios, produjo un repudio generalizado en las redes sociales a la represión ejercida por la Policía Metropolita. Hecho que también repudio.
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Pero otra de las cosas que ha dejado al descubierto la represión en el Borda es que sólo las acciones de Macri instalan la problemática de los manicomios en la agenda púbica y cada vez que sucede, parece que de lo único que hay que hablar es de lo hecho por Macri,  y posicionarse enfrente de él y del lado del Borda, pero si uno intenta hablar de la problemática de los internos en el Borda, que eso es lo que importa, las realidades que existen en la realidad del Borda, algunos consideran que quedamos del lado de Macri.
Llama la atención que hay quienes repudian la represión pero defienden la existencia del Borda, que como todo manicomio, es una institución cerrada y como tal un aparato represivo. Es como defender las cárceles porque se está en contra de la violencia. La cárcel, como los manicomios, son aparatos violentos. Basaglia, quien llevó adelante la experiencia de cierre de los manicomios en Italia, nombraba lo que sucedía dentro de los manicomios como “la institución de la violencia”. La violencia ya está institucionalizada, hay un procedimiento para llevarla adelante. Lejos de estar descubriendo algo nuevo, no hace falta más para saber de esto que leer sus textos, los de Foucault, o acercarse al manicomio más cercano a su domicilio.
“Vidas arrasadas” tituló el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) al informe que realizó sobre la situación de los manicomios en la Argentina, en el que analiza la situación de los manicomios, los efectos de las celdas de aislamiento y la cantidad de muertes que se producen ahí adentro. ¿Cómo es posible que se defiendan instituciones que arrasan con miles de vidas? Porque no se trata de los más de veinte mil internos en psiquiátricos que hay en la Argentina, sino que los efectos de esas vidas arrasadas impactan también en las familias. Miles de vidas arrasadas por instituciones psiquiátricas. Hay quienes dicen, pero también le han hecho bien a algunas personas, y decimos sí, es cierto, dentro de los psiquiátricos hay profesionales que trabajan de un modo digno en una institución inmunda. Así como dentro de las cárceles hay quienes trabajan bien en una institución detestable. ¿Deja de ser una institución violenta la cárcel o el manicomio porque exista alguno que diga que le hizo bien a su vida el pasaje por la misma?
La situación de los manicomios en la Argentina se transformará el día que se deje de pensar el problema como una cuestión sanitaria y pase a pensarse como una cuestión de Derechos Humanos. Cuando consideremos que se trata de instituciones en las que se producen sistemáticamente violaciones a los derechos humanos, que se somete a condiciones indignas e inhumanas de existencia a miles de personas y decidamos como colectivo que debemos terminar con esas situaciones, recién ahí podremos comenzar a pensar que será posible terminar con los manicomios. Considero que la reforma se pondrá en movimiento cuando cuente organizadamente con la fuerza de los que estamos directamente afectados por la violencia objetivante de las practicas manicomiales: internos, psiquiatrizados, familiares de internos, familiares de psiquiatrizados, trabajadores y trabajadoras de los manicomios, estudiantes y con todos quienes se sientan afectados por esa violencia y no soporten el atentado a la dignidad y los derechos a los que miles se ven sometidos. La unión hace la fuerza y la fuerza organizada genera movimiento.

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