jueves, 18 de abril de 2013

Espacio de taller

Hace tres años junto con otrxs compañerxs armamos un espacio de taller sobre desmanicomialización, política y psicoanálisis, en el que hacemos un recorrido por distintos textos, películas, conceptos. Partimos de la desmanicomialización, mejor dicho, de la desinstitucionalización, para hacer un recorrido por textos de: Basaglia, la antipsiquiatría inglesa, de lxs compañerxs que llevaron adelante y sostienen la reforma en salud mental en Brasil, por el psicoanálisis, por Davoine, Allouch, por testimonios de combatientes de Malvinas, poesía y demás. Mi intensión es intentar generar un espacio similar en el blog, donde podamos compartir nuestras experiencias, nuestras ideas, perspectivas, sobre el trabajo que es necesario realizar para terminar con la violencia de la objetivación a la que son sometidos tantos. ¿O se trata de otra cosa la desmanicomialización?
La palabra desmanicomialización es una creación argentina, nacida en la reforma de Río Negro, extendida con el cierre del manicomio de San Luis, por quienes respetamos ambas experiencias. Palabra valorada, reproducida y expandida en las distintas prácticas que muchos estamos llevando adelante. En los talleres nos encontramos unxs inquietxs por la política, que conversamos sobre las prácticas en salud mental, los discursos que existen, la lógica que sostienen, porque el discurso es la materialización de la lógica. En los talleres hacemos una critica a los autores que abordamos, al psicoanálisis, al que algunos valoramos, otros no, lo hacemos con Freud, Lacan y sus seguidores, con críticas que tomamos de Foucault, pero también le agregamos los descubrimientos de Zaffaroni, respecto al origen del poder del discurso psiquiátrico. Zaffaroni nos muestra cómo del encuentro entre el poder punitivo y el poder médico, nació el discurso psiquiátrico.Como señala nuestro Juez de la Corte Suprema, el discurso psiquiátrico responde a la lógica del poder punitivo antes que al poder médico. Porque son médicos les permiten ejercer el poder punitivo, decidir a quién hay que encerrar, porque tanto el discurso punitivo como el médico, es un discurso objetivante, lo que no implica decir que cualquier otro discurso objetivante podría haber ocupado el lugar de la medicina.
En los talleres nos encontramos los que no queremos encerrar a nadie, sino darles un lugar, pero no el lugar del encierro. Un espacio que promueve generar lugares donde combatir la violencia, porque existe y va a seguir existiendo, por eso hay que combatirla, pero con la que queremos terminar. Nos encontramos dispuestos a poner en cuestión nuestras prácticas, porque sin querer y con buenas intenciones se puede lastimar o hacer sentir mal a una persona, no deseando hacerlo.


El primer manotazo de los médicos: la patologización del crimen. En 1563 un médico de los Países Bajos, Johann Wier (o Weier o Weyer) (1515/6-1588) publicó en Basilea De Praestigüs Daemonum(Las tretas del demonio), libro que rápidamente corrió por Europa, en el que sostenía que las brujas eran enfermas melancólicas. También señalaba que algunas mujeres sufrían el efecto tardío de ciertas drogas, como la belladona (atropina), el opio y el hashish. De este modo sustraía a las brujas del poder delos inquisidores y las psiquiatrizaba. Por otra parte distinguía a las brukas –casos de enfermedad- de las envenenadoras, que eran auténticas criminales.
Esta obra es la primera tentativa de patologizar y medicalizar el crimen, o sea, de apoderarse de la cuestión criminal por parte de los médicos
(…)
Siempre el discurso inquisitorial tiende a ser puramente peligrosista.”[4]
“En síntesis: discurso de emergencia, medicalización y discurso crítico. Hemos visto, pues, que (a) el siglo XV se cierra con al consolidación de la estructura de un discurso criminológico de la emergencia que para combatir al enemigo –Satán- legitima un ejercicio ilimitado del poder punitivo con el pretexto de la necesidad de la defensa; (b) el siglo XVI asiste a la primera tentativa criminológica de medicalización del delito; y (c) el siglo XVII enuncia la estructura del discurso criminológico crítico del poder punitivo” [5]

[4] “La palabra de los muertos”. E. Raúl Zaffaroni. Pag. 37. Editorial EDIAR.
[5] “La palabra de los muertos”. E. Raúl Zaffaroni. Pag. 42. Editorial EDIAR.

Esto nos permite observar cómo el poder médico responde a la lógica punitiva. El primer manotazo médico agarrado por el poder punitivo. La medicina no se trata de andar diagnosticando los conflictos sociales, tampoco se trata de eso el acto terapéutico, como señaló Basaglia. Es preciso realizar análisis discursivos, porque los mismos nos permiten observar que una misma lógica puede habitar en distintos discursos. No se trata sólo de los discursos sino del tipo de lógica que los posibilitan, de la lógica del poder. No hay discurso machista sin lógica de la propiedad privada. De la lógica de la propiedad privada emergió el discurso machista. Distintos modos de la objetivación.

Propongo para comenzar el recorrido, arrancar con Basaglia.




"Si aceptamos dócilmente este cometido al aceptar nuestro papel, ¿no nos convertimos, también nosotros, en objeto de violencia de parte del poder que nos impone actuar en el sentido que éste determina? Nuestra acción presente, en este sentido, no puede ser más que una negación que, nacida de una subversión institucional y científica, nos conduce a rechazar todo acto terapéutico que pretenda resolver los conflictos sociales, que no pueden superarse por la sumisión ante lo que lo provoca."

"Si el primer estadio de esta acción subversiva puede ser emocional (dado que rehusamos negar al enfermo la humanidad), el segundo sólo podrá ser la toma de conciencia de su carácter político, puesto que cualquier acción relacionada con el paciente, sigue oscilando entre la aceptación pasiva y el rechazo de la violencia sobre la cual se basa nuestro sistema sociopolítico. El acto terapéutico se revela como un acto político de integración en la medida en que tiende a reabsorver, a un nivel regresivo, una crisis ya en curso; dicho de otro modo, haciendo aceptar mediante un retroceso lo que la ha provocado."

"Para que el asilo de alienados, después de la destrucción progresiva de sus estructuras alienantes, no se convierta en un irrisorio asilo de domésticos agradecidos, el único punto en el cual al parecer puede apoyarse, es precisamente la agresividad individual. Esta agresividad -que nosotros, los psiquiatras, buscamos para fundar en ella una relación auténtica con el paciente- permitirá instaurar una tensión recíproca, que actualmente puede servir para romper los lazos de autoridad y de paternalismo que han representado, hasta ahora, una causa de institucionalización"

"Y hemos hecho ya nuestra elección que nos obliga a mantenernos anclados al enfermo entendido como el resultado de una realidad que no se puede evitar poner en cuestión. Por ello nos limitamos a verificaciones y a superaciones continuas, interpretadas demasiado apresuradamente como signos de escepticismo o de incoherencia relacionados con nuestra acción. Sólo el examen atento de las contradicciones de nuestra realidad puede librarnos de caer en la ideología comunitaria, cuyos resultados esquemáticos y codificados sólo podrían ser destruidos por una nueva subversión"
Franco Basaglia. 
La institución de la violencia. En "La institución negada"


Comenzamos por Basaglia porque es reconocido y respetado por todos aquellos que rechazamos el manicomio. Entre las críticas que le hace  Basaglia al manicomio la principal es la violencia de la objetivación. "El trabajo de los profesionales intermediarios consistirá en mistificar la violencia a través de la técnica, de manera que el objeto de la violencia se adapte a la violencia de que es objeto", nos dice en "La institución negada", que les dejamos en el blog, en la sección libros recomendados, un link desde donde pueden descargarlo. Les recomendamos también lean "Los crímenes de la paz", en donde encontraran una entrevista que Basaglia le hace a Sartre, y un texto de Foucault, anterior al seminario "El poder psiquiátrico", donde ya no coincide con Basaglia en que el manicomio es otra de las proyecciones del Estado.

Basaglia nos promueve a hablar de nuestras prácticas, analizarlas.

El autor de "La institución negada" es un intelectual comunista, como podemos observar en el título que eligió, y como tal se sirve de la herramienta de la dialéctica para analizar las prácticas. También lo hace Lacan. También Foucault. Del mismo modo llegó Zaffaroni a construir "La palabra de los muertos. Conferencias de criminología cautelar", pero se trata de una cautelar distinta a la que está en boga.

La obra de Basaglia no es muy recorrida, es un autor al que no se lee mucho, del que se habla más de la experiencia que encabezó, que del modo en el que teorizó las bases de la misma. Es llamativo como es posible que en muchas facultades de psicología y medicina no sea parte de la bibliografía obligatoria. La difusión de su  nombre en Argentina, es mayormente oral que escrita, y generalmente es sobre la experiencia en Trieste y no sobre sus textos. Los que generalmente publican textos sobre Basaglia son las revistas de psicología que dialogan con el marxismo. Basaglia era un típico profesional marxista.  Su diálogo con el materialismo dialéctico, se observa en los títulos de sus obras, la más famosa: "La institución negada. Informe de un hospital psiquiátrico", publicada en 1968, sobre la experiencia de Gorizia. Ahí está su texto "La institución de la violencia", en el que plantea que la relación que se da entre médicos y enfermos, nunca deja de nombrar enfermos a los que habitan la locura, es una relación en la que se repite la opresión. El libro de Basaglia es contemporáneo a "La dialéctica de la liberación" editado por David Cooper en Inglaterra, que como el de Basaglia, es una recopilación de textos, en este caso, de las presentaciones que se hicieron en el congreso acerca de la dialéctica de la liberación que se hizo en Londres en julio de 1967, del que participaron LaingPaul GoodmanPaul Sweezy y Marcuse, entre otros. Los ingleses hablaban de antipsiquiatria, Basaglia de desinstitucionalización, Argentina de desmanicomialización. Considero que la acepción italiana es la propuesta correcta. En Brasil también se habla de desinstitucionalización. Recordemos que Basaglia viajó a Brasil en 1979 donde dictó sus "Conferencias brasileras", a quienes leen italiano aquí se los dejo, "Conferenze brasiliane" . En Argentina lo editó Topía gracias a la generosidad del inolvidable Raffaele Dovena, entrañable amigo y compañero, bajo el título "La condena de ser loco y pobre."
Los títulos "La intitución negada" y "La dialéctica de la liberación" dialogan, como Basaglia con esos autores, ya que fue a Inglaterra a formarse en la experiencia de la antipsiquiatría y a su regreso emprendió la propuesta de Gorizia. A diferencia de los ingleses, dejó por fuera al psicoanálisis como herramienta para pensar la experiencia. Es que Basaglia no problematizó ni la locura, ni la subjetividad, sino que analizó cuál era el lugar que la sociedad les daba a "los enfermos mentales" y el modo de relacionarse con ellos. Cuando recorremos los textos del italiano nos damos cuenta que nunca dejó de hablar de enfermos y de hablar para los médicos. En "La institución negada" es claro que cuando dice nosotros, se refiere a los psiquiatras. En el texto se observa rápidamente. En cambio Laing, Cooper, sí se preguntaron por la experiencia de la locura, también abrevaron en el marxismo y el materialismo dialéctico, pero pensaron la locura como un síntoma social. La locura dice algo que la sociedad quiere silenciar. En ambas obras, la inglesa y la italiana, se presenta a la autoridad como problema. El problema de una sociedad organizada jerárquicamente, en la que unos mandan y los otros obedecen. Y al que no cumple, castigo.

Basaglia considera el manicomio como una representación de la lucha de clases, un ejemplo más del aparato del Estado, de la institución de la violencia, como son según el autor, la familia, la prisión, la escuela. Repito, Basaglia considera a la familia una de las instituciones de la violencia. La del italiano es una posición anterior a la del Foucault del seminario "El poder psiquiátrico", en que ya no explica el manicomio del mismo modo que Basaglia, como proyección del Estado. Hay otro libro de Basaglia poco difundido, lo conseguí por internet, se llama "Los crímenes de la paz. Investigación sobre los intelectuales y los técnicos como servidores de la opresión". Otro título que nos recuerda a Engels y su "Historia de la clase obrera en Inglaterra" en el que tiene ese texto precioso que habla del homicidio "sin culpable." En ese libro Basaglia dialoga con Gramsci, entre otros. Podemos sospechar que por apuntarle a los profesionales desde el título es que no se difunde esa obra, que merece ser difundida. En esa compilación encontramos textos de Castel, Lourau, Goffman, de Foucault y una entrevista de Basaglia a Sartre. Una delicia. Basaglia es de los autores que no son bien recibidos por la academia psi argentina.

Posicionarse respecto a Basaglia implica la condición de posicionarse ideológicamente. Esto no es preciso, por ejemplo, con el psicoanálisis. Pero con Basaglia no puede pensarse de otro modo. La experiencia italiana no tenía como fin los tratamientos grupales, el disciplinamiento de cómo tienen que vivir los externados, la asamblea para que se escuche a todos. La asamblea, para el italiano, tenía una función de confrontación y comparación, promover una disputa política. Podríamos preguntarnos ¿Se puede seguir a Basaglia sin ser de izquierda, entendiendo por izquierda a los que se oponen a la opresión de los seres humanos? ¿Se puede decir "seguimos la experiencia de Basaglia" cuando no se ponen en cuestión los conflictos sociales, los lugares en ese conflicto?
Basaglia hace una categorización sobre los distintos tipos de realciones que puede establecer el médico con "el enfermo": "la relación de tipo aristocrático", "la relación de tipo mutualista" y "la relación institucional".
1) "La relación de tipo aristocrático, en el cual el paciente disponde de un poder contractual que oponer al poder técnico del médico. En tal caso, esta relación se mantiene en un plano de reciprocidad, al nivel de los respectivos roles, por el hecho de que se establece entre el rol del médico (alimentado por el mito del poder técnico) y el rol sociaol del enfermo, que por sí solo actúa como una garantía de control frente al acto terapéutico del cual es objeto. En la medida en que el enfermo libre convierte en fantasma al médico, en tanto que depositario de un poder técnico, juega el papel de depositario de otro poder: el poder económico, que el médico "fantasmagoriza" en él. (...)"
2) "La relación de tipo mutualista, donde se asiste a una reducción del poder técnico y a un aumento del poder arbitrario frente a un "asegurado" que no siempre tiene conciencia de su fuerza. En este caso la reciprocidad de la relación se ha esfumado, pero reaparece -de forma real- en el caso en que el paciente toma conciencia de su posición social y de sus derechos frente a una institución que debería tener por fin salvaguardar una y otros. Dicho de otro modo, la recirprocidad no existe, en el encuentro, más que si el paciente da pruebas de una madurez y de una conciencia de clase muy atenuadas, dado que el médico conserva a menudo la posibilidad de determinar a su gusto el tipo de relación, reservándose la posibilidad de entrar en el terreno del poder técnico en el caso en que su acción arbitraria fuese contestada."
3) "La relación institucional, donde aumenta vertiginósamente el poder puro del médico (no es preciso que sea necesariamente técnico), porque disminuye el poder del enfermo. Por el simple hecho de ser internado en un hospital psiquiátrico, éste se convierte -automáticamente- en un ciudadano sin derechos, abandonado a la arbitrariedad del médico y de los enfermeros, que pueden hacer de él lo que quieran, sin posibilidad de apelación. En la dimensión institucional la reciprocidad no existe y, por lo demás, esta ausencia no es en modo alguno disimulada.(...)"

Dejo acá, para abrir un espacio al intercambio.

2 comentarios:

  1. Che! ¿son "interdisciplinarios"? me gustaría participar de los encuentros, informarme bien de qué se trata y demases... me parece una gran idea! besos
    Silvina

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  2. Hola Silvina ¿cómo estás? El espacio de taller es para quien quiera participar del mismo. La locura no es propiedad de los especialistas, aunque muchos se quieren apropiar de ella, dicen algunos, que para tener más propiedades, diría Basgalia, para reafirmar su subjetividad. Para poder construir otro espacio de taller podemos esperar a ver si aparecen otros que puedan sumarse o salir a buscarlos. Por lo pronto, te dejo mi mail y si querés empezamos juntos a buscar a más. Un abrazo grande.
    Santiago
    santiagomgomez@gmail.com
    011-154-440-8232

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