jueves, 10 de octubre de 2013

Leer

-         ¿Seguro?
-         Tranquilo, vos dale para adelante.
-         ¿Vos decís que no se va a dar cuenta?
-         ¿Cómo se va a dar cuenta? ¿Sos racista?
-         No, pero yo qué sé, un título colgado…
-         No, si no les gusta que les digan psicólogos, ellos son psicoanalistas.
-         ¿Y qué le digo?
-         A qué vino
-         Así ¿A qué vino?
-         Sí, como un cuento. Que te diga qué te quiere contar, para qué fue.
-         Para qué fue
-         Sí, dejá de repetir como un salame. Para qué fue, no por qué fue, tampoco vamos a robarles. En el taller le preguntaríamos por el qué, no por qué. Qué habla por sí solo. Para qué, para qué fuiste y tratá de leer esta escena acá para qué está, esta acción que está haciendo, para contar qué, y vos no se lo digas, es al pedo. Primero fue el verbo, dijo Dios. Deciles que Lacan también lo dijo, me lo contó mi analista. Tampoco los vamos a dejar dando vueltas en la calecita del por qué como unos pelotudos, nosotros somos peronistas, mejor que decir es hacer. Tratá de que pesque lo que está haciendo, sin empujarla. Como criticar un cuento.
-         O una novela
-         ¿Me estás carganado?
-         Pará, no, no te calentés, lo digo por la novela con la que deben ir a los psicólogos los pacientes.
-         ¿Paciente me decís?
-         No, boludo, otra vez no
-         Yo no puedo terminar la novela… entendés que siento que enloquezco
-         Sí, ya fue, no te entrés a enganchar, volvamos a lo de la plata
-         Vos sos mi amigo, no me jodás con el tema
-         Ya fue, no te estaba jodiendo, no te pongas así
-         Ya sé, es que estoy sensible. Bueno, la mina se llama Silvia, es la del taller Abelardo, no te pasés, acordate la de Rubén Darío “no tiren lo que no se cayó”. Abelardo nos dijo que podría habernos dicho el primer día lo que estábamos haciendo, pero hubiéramos salido espantados. Si le sacudís el árbol, se la va a dar contra el piso. Si se quiere bajar, acompañala, pero la idea no es que se mate. No te metás con la pareja, aunque te diga que se están matando. En dos años jamás mi analista dijo algo de mi mujer, y mirá que le dije cada cosa. No te metas en esos temas. Y después sí, te van a llegar cuentistas, novelistas. Me compré un libro de Sartre, en la avenida Corrientes, el guión de una película sobre Freud, y el prólogo lo escribió un tal Pontallis, dicen que el tipo es groso, escribió un diccionario de psicoanálisis famosos, y dice que todos somos autores de una novela de la que estamos privados del sentido. A los psicoanalistas les cuesta tanto leer que ni leen a Freud, buscan por letra inconciente y leen la definición. Como si Freud hubiese podido definir el inconciente. Acordate de Abelardo, cada uno escribe como puede, pensá lo mismo de la mina, hace lo que puede, no seas duro.
-         Te lo prometo.
-         No prometas, que después te mandás una crítica que deja doliendo.
-         Para que aprendan a leer

-         Leen como pueden, no te lo olvides, vos también contás como podés. Y a tu manera trata de no, más bien quedate callado. Y quieto. Vos sabés lo que tenés que hacer...
-     Sí, dejar de robar por dos años

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