-
¿Seguro?
- Tranquilo, vos dale para adelante.
-
¿Vos decís
que no se va a dar cuenta?
-
¿Cómo se
va a dar cuenta? ¿Sos racista?
-
No, pero
yo qué sé, un título colgado…
-
No, si no
les gusta que les digan psicólogos, ellos son psicoanalistas.
-
¿Y qué le digo?
-
A qué vino
-
Así ¿A qué
vino?
-
Sí, como
un cuento. Que te diga qué te quiere contar, para qué fue.
-
Para qué
fue
-
Sí, dejá
de repetir como un salame. Para qué fue, no por qué fue, tampoco vamos a
robarles. En el taller le preguntaríamos por el qué, no por qué. Qué habla por
sí solo. Para qué, para qué fuiste y tratá de leer esta escena acá para qué
está, esta acción que está haciendo, para contar qué, y vos no se lo digas, es
al pedo. Primero fue el verbo, dijo Dios. Deciles que Lacan también lo dijo, me
lo contó mi analista. Tampoco los vamos a dejar dando vueltas en la calecita
del por qué como unos pelotudos, nosotros somos peronistas, mejor que decir es
hacer. Tratá de que pesque lo que está haciendo, sin empujarla. Como criticar
un cuento.
-
O una
novela
-
¿Me estás
carganado?
-
Pará, no,
no te calentés, lo digo por la novela con la que deben ir a los psicólogos los
pacientes.
-
¿Paciente
me decís?
-
No,
boludo, otra vez no
-
Yo no
puedo terminar la novela… entendés que siento que enloquezco
-
Sí, ya
fue, no te entrés a enganchar, volvamos a lo de la plata
-
Vos sos mi
amigo, no me jodás con el tema
-
Ya fue, no
te estaba jodiendo, no te pongas así
-
Ya sé, es
que estoy sensible. Bueno, la mina se llama Silvia, es la del taller Abelardo,
no te pasés, acordate la de Rubén Darío “no tiren lo que no se cayó”. Abelardo
nos dijo que podría habernos dicho el primer día lo que estábamos haciendo,
pero hubiéramos salido espantados. Si le sacudís el árbol, se la va a dar
contra el piso. Si se quiere bajar, acompañala, pero la idea no es que se mate.
No te metás con la pareja, aunque te diga que se están matando. En dos años
jamás mi analista dijo algo de mi mujer, y mirá que le dije cada cosa. No te
metas en esos temas. Y después sí, te van a llegar cuentistas, novelistas. Me
compré un libro de Sartre, en la avenida Corrientes, el guión de una película
sobre Freud, y el prólogo lo escribió un tal Pontallis, dicen que el tipo es
groso, escribió un diccionario de psicoanálisis famosos, y dice que todos somos
autores de una novela de la que estamos privados del sentido. A los
psicoanalistas les cuesta tanto leer que ni leen a Freud, buscan por letra
inconciente y leen la definición. Como si Freud hubiese podido definir el
inconciente. Acordate de Abelardo, cada uno escribe como puede, pensá lo mismo
de la mina, hace lo que puede, no seas duro.
-
Te lo
prometo.
-
No
prometas, que después te mandás una crítica que deja doliendo.
-
Para que
aprendan a leer
-
Leen como
pueden, no te lo olvides, vos también contás como podés. Y a tu manera trata de
no, más bien quedate callado. Y quieto. Vos sabés lo que tenés que hacer...
- Sí, dejar de robar por dos años
- Sí, dejar de robar por dos años
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