miércoles, 18 de septiembre de 2013

Fe de ratas


Por Silvia Jacobi

¡Extra!  ¡Extra!....
Corresponsal desempleada de la extinta publicación “Historias de acá a la vuelta” se confiesa y declara:
-Que no son fidedignas las coordenadas geográficas de la panadería- confitería “Putaparió” tal cual consta en el ejemplar N# 1 de nuestra revista.
-Que susodicha ubicación corresponde fehacientemente a la esquina sita en la intersección de las calles Dr. Chutro  y Monteagudo del  barrio de Parque Patricios,  Ciudad Autónoma Buenos Aires.
-Que la ubicación de la panadería-confitería declarada anteriormente no corresponde a una incierta, oscura y presumiblemente insegura esquina del barrio San José, localidad de Temperley.
-Que la falta de certeza  geográfica es producto de las falacias de su memoria alterada por el extenso trayecto que soportó para visitar a su familia. (Se excusó).
-Que un estado de susceptibilidad moral la ha llevado al prejuicio de creer que más allá del Riachuelo solo los habitantes del conurbano bonaerense son capaces de darle ese nombre a sus logros comerciales. Es decir “por la condición de medio pelo para abajo ambientales, culturales, económicas” y  e.t.c, e.t.c…
-Que en su momento consideró moralmente valedero denunciar la impropiedad del nombre de la panadería.
-Que consideró válida su denuncia so pretexto de considerarla en desmedro de otros negocios que no abusan de cierta licencia poética para dar cuenta de sus actividades como por ejemplo “Espacio Galatea” o “Cielito Lindo” o que lisa y llanamente utilizan el nombre  del propietario.
-Que consideró válida además dicha denuncia por el desmedro que el nombre de la panadería-confitería generaba sobre la bienaventuranza, advertencia, agradecimiento o gentileza que se acostumbra ver o solicitar en los paragolpes y/o parabrisas traseros de los vehículos tales como “gracias a los viejos” o “conductor principiante” o “prohibido entrar con perros” en vidrieras.
 -Que no habiéndose bajado del colectivo nunca jamás probó una medialuna o pan flauta de la  panadería “Putaparió”.
-Que a pesar de las “falacias de su memoria” no remedó  el error editorial  ni moral cuando  habidas cuentas, desconcertada, desde la ventanilla del interno 35 de la línea metropolitana 150  visualizó  la correcta ubicación de la panadería “Putaparió” en la dirección precedentemente citada.
-Que dicha panadería dista a tres cuadras de su casa y de nuestra editorial.
-Que no puede justificar sus inexactitudes  porque hay cosas que no entiende.
-Que no sabe viajar en subte.
-Que no entiende en que es autónoma la ciudad.

-Que no sabe como renunciar al desempleo porque argumenta que la panadería ha cambiado de nombre (tal vez  porque ha cambiado de dueño o el dueño  ha cambiado su situación conyugal) y ahora se llama “Dulce Amor”.

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