Por Silvia Jacobi
¡Extra! ¡Extra!....
Corresponsal desempleada de la extinta publicación
“Historias de acá a la vuelta” se confiesa y declara:
-Que no son fidedignas las coordenadas
geográficas de la panadería- confitería “Putaparió” tal cual consta en el ejemplar
N# 1 de nuestra revista.
-Que susodicha ubicación corresponde
fehacientemente a la esquina sita en la intersección de las calles Dr.
Chutro y Monteagudo del barrio de Parque Patricios, Ciudad Autónoma Buenos Aires.
-Que la ubicación de la panadería-confitería
declarada anteriormente no corresponde a una incierta, oscura y presumiblemente
insegura esquina del barrio San José, localidad de Temperley.
-Que la falta de certeza geográfica es producto de las falacias de su
memoria alterada por el extenso trayecto que soportó para visitar a su familia.
(Se excusó).
-Que un estado de susceptibilidad moral la
ha llevado al prejuicio de creer que más allá del Riachuelo solo los habitantes
del conurbano bonaerense son capaces de darle ese nombre a sus logros
comerciales. Es decir “por la condición de medio pelo para abajo ambientales,
culturales, económicas” y e.t.c, e.t.c…
-Que en su momento consideró moralmente
valedero denunciar la impropiedad del nombre de la panadería.
-Que consideró válida su denuncia so
pretexto de considerarla en desmedro de otros negocios que no abusan de cierta
licencia poética para dar cuenta de sus actividades como por ejemplo “Espacio
Galatea” o “Cielito Lindo” o que lisa y llanamente utilizan el nombre del propietario.
-Que consideró válida además dicha denuncia
por el desmedro que el nombre de la panadería-confitería generaba sobre la bienaventuranza,
advertencia, agradecimiento o gentileza que se acostumbra ver o solicitar en
los paragolpes y/o parabrisas traseros de los vehículos tales como “gracias a
los viejos” o “conductor principiante” o “prohibido entrar con perros” en
vidrieras.
-Que
no habiéndose bajado del colectivo nunca jamás probó una medialuna o pan flauta
de la panadería “Putaparió”.
-Que a pesar de las “falacias de su memoria”
no remedó el error editorial ni moral cuando habidas cuentas, desconcertada, desde la
ventanilla del interno 35 de la línea metropolitana 150 visualizó
la correcta ubicación de la panadería “Putaparió” en la dirección
precedentemente citada.
-Que dicha panadería dista a tres cuadras
de su casa y de nuestra editorial.
-Que no puede justificar sus
inexactitudes porque hay cosas que no
entiende.
-Que no sabe viajar en subte.
-Que no entiende en que es autónoma la
ciudad.
-Que no sabe como renunciar al desempleo
porque argumenta que la panadería ha cambiado de nombre (tal vez porque ha cambiado de dueño o el dueño ha cambiado su situación conyugal) y ahora se
llama “Dulce Amor”.
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